Durante siglos, la antigua Babilonia ha vivido envuelta en un aura de misterio. Nombrada en la Biblia, evocada por arqueólogos y novelistas, esta ciudad legendaria siempre ha sido más mito que certeza. Hoy, sin embargo, un poema olvidado durante más de dos mil años vuelve a hablarnos con sorprendente claridad, gracias a una alianza insólita entre arqueología e inteligencia artificial.

En un esfuerzo conjunto entre la Universidad Ludwig Maximilian de Múnich y la Universidad de Bagdad, investigadores lograron reconstruir el 70% de un himno babilónico que yacía fragmentado en decenas de tablillas de arcilla. Esta joya literaria, escrita en acadio y dedicada a la ciudad de Babilonia y su dios protector Marduk, no solo recobra su voz, sino que revela un inesperado espíritu humanista.

El proyecto, liderado por el asiriólogo Enrique Jiménez y conocido como Electronic Babylonian Literature (eBL), marca un hito en la recuperación del patrimonio textual de la humanidad. A través de modelos de aprendizaje automático, se entrenó a una IA para identificar, comparar y completar patrones lingüísticos en textos cuneiformes, acelerando un trabajo que tradicionalmente habría tomado décadas.

El punto de partida fue Sippar, una ciudad al norte de Babilonia, donde se hallaron más de 30 fragmentos relacionados, conservados en museos como el de Bagdad y el Británico. El himno reconstruido no es solo un canto a la magnificencia urbana, los templos y canales de Babilonia, sino también un testimonio de valores que hoy consideraríamos modernos: justicia social, respeto por los extranjeros, honradez en el comercio, y un papel relevante para las mujeres, especialmente las sacerdotisas.

Que un texto del primer milenio antes de Cristo celebre la sabiduría de los jueces y la hospitalidad con el forastero descoloca nuestras ideas preconcebidas sobre las sociedades antiguas. Y nos obliga a repensar cuán sofisticadas eran realmente estas civilizaciones que, con frecuencia, etiquetamos como "primitivas".

Más allá del hallazgo arqueológico, lo que asombra es el eco contemporáneo de este canto antiguo. En un momento en que se debate el papel de la tecnología en la preservación cultural, este caso demuestra cómo la inteligencia artificial no solo puede ayudarnos a entender el pasado, sino a escucharlo con nuevos oídos. La literatura, incluso la más remota, sigue siendo un espejo de nuestras aspiraciones comunes: justicia, sabiduría, convivencia.

El himno a Babilonia nos recuerda que las civilizaciones no se miden solo por sus murallas o palacios, sino por los valores que plasman en sus palabras. Y que, a veces, basta una chispa digital para que una voz enterrada regrese del silencio, clara y luminosa, como si nunca se hubiera apagado.

Este tipo de avances plantea una pregunta crucial sobre el futuro de la investigación humanística: ¿hasta qué punto puede la inteligencia artificial convertirse en una herramienta de interpretación cultural, y no solo de reconstrucción técnica? Si un algoritmo es capaz de reconstruir un poema con sensibilidad contextual y coherencia estilística, ¿qué otras obras perdidas podrían ser redescubiertas, reinterpretadas, incluso reimaginadas? Tal vez estamos entrando en una era en la que el diálogo entre lo más antiguo y lo más moderno no solo es posible, sino también fecundo. Porque en el cruce entre arcilla y código, entre mito y máquina, la historia aún tiene mucho que decir.

herles@escueladeescritoresdemexico.com

Únete a nuestro canal ¡EL UNIVERSAL ya está en Whatsapp!, desde tu dispositivo móvil entérate de las noticias más relevantes del día, artículos de opinión, entretenimiento, tendencias y más.

Comentarios