A pesar de que muchos han dudado de la autoría de algunos de los inventos de Thomas Alva Edison, ya que a su muerte en 1931 tenía alrededor de 1093 patentes registradas en Estados Unidos, Alemania, Francia y Reino Unido; siempre que pensamos en objetos como el fonógrafo, la cámara de cine o la luz eléctrica, es imprescindible recordar su figura, como uno de los más importantes de su tiempo. Lo que mucha gente desconoce, es que Alva Edison, aprovechando sus importantes conocimientos en el mundo de la ciencia y la tecnología, también se adentró en el mundo de la literatura, particularmente en las historias de ciencia ficción.
Gracias a la tecnología, y al hecho de que existen hoy en día 33 páginas manuscritas disponibles en línea en el sitio https://edison.rutgers.edu/ como parte de los archivos de Thomas Alva Edison de la Universidad de Rutgers, podemos saber que el poeta y novelista George Parsons Lathrop logró ponerse en contacto con el inventor norteamericano nacido en 1847, y a través de la recopilación de algunas de sus memorias publicadas en varias revistas, las cuales nombró “Inventa un inventor”, pudo describir a Edison como un hombre reservado y un apasionado lector de autores de la talla de Julio Verne.
Edison y su personalidad reservada hicieron que la labor de Lathrop y la relación que había entre ellos no fuera fácil en ningún momento, sin embargo, valiéndose de muchas estrategias, el escritor logró publicar en 1896 y en forma de novela “In the deep of time”, haciendo hincapié en que estaba escrita por George Parsons Lathrop en colaboración con Alva Edison.
El argumento de “In the deep of time” describe al joven Gerald Bemis quien acepta participar en un experimento llamado “vivificación”, el que consiste en inyectarse diferentes sustancias para después ser depositado a un cilindro de vidrio que hace de cápsula del tiempo, pues es inmediatamente sellado herméticamente y conservado intacto por tres siglos, despertando en el año 2200 basado por completo en los inventos ideados por Alva Edison, en donde un viaje de tan sólo ocho horas te puede llevar de la Tierra a Marte, planetas que además tienen una conexión a través de algo que nombraron “telegrafía planetaria”, o la existencia de sofisticadas máquinas capaces de desarrollar actividades tan básicas como entregar el correo sin la necesidad de ser manejadas por usuario alguno.
Conociendo el contenido de este interesante proyecto, resulta inexplicable que en su tiempo no llamara la atención de los lectores, quedando en el olvido y durante varios años, hasta su aparición en internet una vez que se autentificó, pues no figura en la gran mayoría de las biografías de Alva Edison. Lathrop no viviría para ver por fin publicada su creación y cómo poco a poco sus predicciones basadas en las ideas de Alva Edison se han hecho realidad con nombres distintos, pero con funciones idénticas a las descritas por él; Edison, sin embargo, sobrevivió tres décadas más y, a pesar de que su relación no tan armoniosa con Lathrop le impidió tener presente “In the deep of time” como un proyecto concluido, pudo ser testigo del Siglo XX y sus signos de modernidad y de cómo sus inventos fueron piedras angulares de muchas de las tecnologías que hoy en día nos permiten comunicarnos fácilmente a zonas remotas, viajar a lugares lejanos, tener teléfonos móviles y autos eléctricos, tal y como la obra lo describía.