Entraron a una vivienda y realizaron más de 30 disparos. Uno de los tiros mató a un adolescente que caminaba por la banqueta. Un hombre que grababa de cerca la balacera también fue asesinado. Antes de matarlo, lo despojaron de su celular.
Las ejecuciones se precipitaron en cosa de semanas. El 7 de septiembre sicarios alcanzaron a un ecuatoriano de 35 años en el estacionamiento de una plaza comercial. Al día siguiente mataron a dos hombres en un salón de fiestas.
A principios de octubre, un estudiante de bachillerato fue atacado de forma directa. Cuando vio que sus agresores se acercaban, levantó las manos. Sin embargo, lo asesinaron y despojaron de la mochila que llevaba.
Poco antes se descubrió una casa de seguridad en la que tres migrantes ecuatorianos que habían sido secuestrados, fueron asesinados a tiros. La policía halló los cadáveres sobre una colchoneta y encontró a otros tres migrantes heridos en una habitación contigua.
Motociclistas ejecutaron a una mujer frente a su vivienda. Le dieron 20 tiros.
En 35 colonias, entre las que figuran Los Reyes, Benito Juárez, El Paraíso, Democracia, Los Laureles, Nuevo Milenio, Pobres Unidos y Cafetales, los focos de alarma se han encendido por la cantidad de robos y homicidios.
Se extienden la extorsión, el narcomenudeo, el robo de vehículos, el robo en viviendas, los asaltos a mano armada, el robo a negocios y el secuestro exprés.
La tranquilidad se rompió en la segunda ciudad más grande del estado de Chiapas. Hubo un tiempo en el que se registraban nueve muertes violentas en un año. Sin embargo, en el primer bimestre de 2024 se habían cometido ya 25 homicidios.
En un estado en el que entre enero y septiembre de 2024 se registraron más de mil muertes violentas, según las cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, alrededor del 20 por ciento de esos homicidios se han registrado en Tapachula: un municipio ahogado, como el resto del estado, por la guerra entre el Cártel Jalisco Nueva Generación y el Cártel de Sinaloa, en el que existe una población fluctuante de alrededor de 70 mil personas y por el que pasa cerca del 60% de la migración procedente de Centro y Sudamérica, de acuerdo con datos de las autoridades locales.
Miles de migrantes varados en su viaje hacia la frontera son víctimas de la extorsión de grupos criminales y autoridades mexicanas. Toda esa presión se traduce en un clima de violencia irrespirable que acaba de convertir a Tapachula en la ciudad más insegura del país, de acuerdo con última Encuesta Nacional de Seguridad Pública, que se dio a conocer este lunes.
Tapachula remplazó ya a Naucalpan y a Fresnillo como el municipio con mayor percepción de inseguridad de México: 91.9 por ciento de sus habitantes se sienten inseguros en el municipio (Naucalpan: 88 por ciento; Fresnillo, 87.9).
El incremento en la percepción de inseguridad es impresionante. Según el registro publicado en junio, dicha percepción era de 77.5 por ciento. De acuerdo con el registro dado a conocer en septiembre, la percepción había escalado a 85.9.
Hoy, nueve de cada 10 habitantes tienen miedo de estar en la calle, de emplear cajeros automáticos, de usar el transporte público o de transitar por las carreteras.
Han dejado de salir a la calle con joyas, dinero o tarjetas de crédito. Se encierran en sus casas después de las ocho de la noche. Tienen miedo de que sus hijos salgan solos.
Desde 2019, cámaras, colegios, asociaciones civiles y sectores productivos pidieron la intervención del gobierno federal. Pero el gobierno los dejó solos. El resultado: de tres años a la fecha la violencia se disparó, vinculada al tráfico de drogas y de personas desde Sudamérica.
La inseguridad no toca solo a Tapachula: Tuxtla Gutiérrez figura también, según la encuesta publicada por el Inegi, entre los municipios más inseguros de México, con una percepción negativa de 85.9 por ciento.
Se permitió la destrucción de un estado y esa destrucción tiene nombre y apellido. Millones de mexicanos está pagando hoy los costos.