Deymar Vallejo, El Chicha, tenía 15 años. El 22 de septiembre pasado sicarios lo persiguieron y remataron en el suelo. Trabajaba para la Unión Tepito. El impactante video de sus últimos instantes, en el que una mujer llora de manera desgarradora y alguien dice: “¡Está vivo, está vivo!”, fue dado a conocer por el periodista Carlos Jiménez y sacudió las redes.

En los meses de violencia que a finales de 2024 bañaron de sangre las calles de la colonia Morelos, en el barrio bravo de Tepito, la mayor parte de los muertos y de los sicarios tenían menos de 20 años de edad.

Ángelo Méndez y Alexis Álvarez tenían 19 cuando fueron ejecutados. A Ángelo le dieron más de 30 disparos. José Suárez y Manuel Maya tenían 18.

El 25 de julio fue asesinado otro muchacho de 15 años en Jesús Carranza. En agosto, un adolescente de 16 años asesinó a un hombre en el interior de una plaza comercial. El 1º de noviembre fue tiroteado El Itán, un muchacho de 17. El 25 de ese mes mataron a Axel y a Manuel en una vecindad de Mineros: tenían 20 y 18 años respectivamente, y estaban en el velorio de un familiar al que habían ejecutado días antes.

El 29 de octubre se viralizó el video en el que una madre lloraba en la calle el asesinato de su hijo, otro menor de edad. “¡Está muerto, está muerto, me mataron a mi hijo! ¡Malditos!”, lloraba (horas más tarde la mujer fue detenida con droga en la esquina de Mineros y Carpintería).

Fuentes de inteligencia de la Secretaría de Seguridad Ciudadana confirman la existencia de una célula de sicarios y extorsionadores adolescentes que opera en la colonia Morelos. Su líder es señalado como Johan Gael González. Tiene 17 años de edad y ha nombrado al violento grupo que se halla a su servicio como UJ40.

U por la Unión Tepito.

J por Johan.

40 porque es el número de la unidad donde ha vivido toda su vida.

Muchos de los sicarios y extorsionadores detenidos por autoridades capitalinas a raíz de la ola de violencia que se suscitó en Tepito durante la segunda mitad del año pasado se identificaron como integrantes de esta célula criminal. Muchos de ellos eran menores y debían ya varias vidas.

A fines de 2024 cuatro de ellos cayeron en manos de personal de la SSC. Dos acababan de cumplir 15 años. Los otros dos tenían 16.

Se hallaban en poder de armas, cartuchos y drogas.

Comerciantes del Centro Histórico refieren las actividades de extorsión de menores de edad, supuestamente enviados por líderes de la Unión Tepito y su grupo rival, la Anti Unión.

Es parte de la catástrofe social que arrasa el Centro y que se pudo entrever desde que en noviembre de 2020 dos niños mazahuas de 12 y 14 años usados por los criminales para extorsionar y vender drogas fueron desmembrados en una vecindad de la calle República de Cuba por integrantes de la Unión Tepito.

Los líderes principales de este grupo criminal, cuya operación se extiende por la mitad de las alcaldías de la ciudad de México, así como por varios municipios mexiquenses, han sido asesinados o detenidos. Entre marzo y agosto del año pasado varios jefes de la Unión Tepito —El Huguito, El Chori, El Tomate y El Fernandito, entre otros— quedaron en poder de las autoridades.

Al mismo tiempo fueron liberados otros líderes, como El Irving, el Loco Brayan (con actividad en las colonias Obrera, Doctores y Buenos Aires) y Sergio Iván “N”, alias El Monstruo de la Unión (jefe de sicarios en Gustavo A. Madero e Iztacalco).

Para las autoridades, todos estos movimientos provocaron reacomodos acompañados por los picos de violencia que se vieron en el segundo semestre de 2024 y dieron pie a que un grupo de células, algunas de las cuales se identifican con la Anti Unión, intentaran llenar los vacíos que dejó el supuesto debilitamiento de la Unión Tepito.

Algunos de esos grupos están integrados por niños y adolescentes de hasta 11 años de edad, como los que forman parte la UJ40.

El 11 de octubre uno de estos sicarios esperó, sentado en el andén de la estación del metro Tepalcates, a que un exintegrante de la Unión bajara el vagón. De pronto se levantó y le disparó en la cara. A las puertas de la estación lo esperaba un cómplice con la motocicleta encendida.

Vendría un fin de semana en el que seis integrantes de uno y otro grupo fueron asesinados. Muchos de ellos eran apenas adolescentes.

La disputa sigue viva: el pasado 15 de enero, en una vecindad de la calle de Hortelanos, fue ejecutado un muchacho que fumaba un cigarro, sentado en las escaleras. Dos días antes, su padre había sido asesinado a tiros.

Los grupos criminales reclutan niños de primaria y secundaria. Pronto irán a buscar a las guarderías.

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