El 6 de febrero, y a la velocidad del relámpago, el fiscal general de Morelos, Uriel Carmona, fue destituido a unas horas de presentar ante el Congreso del Estado la solicitud de desafuero del diputado de Morena Cuauhtémoc Blanco, acusado por su media hermana de violación en grado de tentativa cuando aún era gobernador de Morelos.

También a la velocidad del relámpago, ese mismo día el congreso local nombró como sucesor de Carmona al exconsejero jurídico del gobierno de Morelos, Edgar Maldonado Ceballos. A la misma velocidad, la gobernadora del estado, la morenista Margarita González Saravia, negó que ambos hechos estuvieran vinculados y dijo simplemente que Carmona no cumplía “con los requisitos de ley para permanecer en el cargo”.

La remoción exprés del fiscal, según fuentes del Congreso, se tramó un día antes, durante la ceremonia por los 108 años de la Constitución, cuando la presidenta Claudia Sheinbaum y la gobernadora González Saravia hablaron con el líder del PT, Alberto Anaya.

Desde su llegada al cargo, la gobernadora González Saravia estaba empeñada en que Carmona saliera de la fiscalía. Este contaba, sin embargo, con la complicidad de un bloque de ocho legisladores que impedían a los diputados afines a la gobernadora alcanzar la mayoría calificada. Entre esos legisladores había dos del PT.

Todo se operó la tarde del 5 de febrero. Cuando Carmona presentó la solicitud de desafuero contra Blanco, el congreso ya había tramado su destitución.

Claudia Sheinbaum diría después que el hoy exfiscal vio venir el golpe e intentó impedirlo, empleando el caso de Cuauhtémoc Blanco como moneda de cambio: “Siempre lo vio como una forma de chantaje —dijo—. Fue un acto desesperado de su parte, en lugar de un acto de justicia”.

Sheinbaum celebró de manera extraña la remoción del fiscal. Para reforzar su tesis de que Carmona “hacía parecer feminicidios como suicidios”, trajo a colación el caso de la joven Ariadna Fernanda “N”, cuyo cadáver fue encontrado en la carretera de Tepoztlán en noviembre de 2022. La fiscalía de Morelos sostuvo que la joven había muerto por broncoaspiración, mientras que la fiscalía de la CDMX aseguró que se trataba de un feminicidio que Carmona estaba encubriendo.

En medio del choque, el fiscal fue detenido y enviado a prisión acusado de encubrimiento. Permaneció ahí poco más de un mes, hasta que obtuvo cuatro fallos judiciales a su favor y regresó al cargo, desde el que fue un obstáculo para los excesos de Cuauhtémoc Blanco: además de la carpeta por violación, le había abierto muchas otras, incluso por nexos con el crimen organizado.

Durante seis largos años, Blanco gozó siempre de la protección política de Andrés Manuel López Obrador, quien salió a defenderlo a mitad de los peores escándalos. En los círculos políticos de Morelos se asegura que el cariño del expresidente comenzó a crecer debido a que Blanco era el ídolo máximo de uno de sus hijos, y que luego la complicidad se selló con lo que a López Obrador más le interesaba: la sumisión absoluta, la complicidad y la entrega de votos para arrasar en las elecciones…

Blanco hizo todo lo posible para que su sucesor como gobernador del estado fuera el hoy senador Víctor Mercado: uno de sus socios en los grandes negocios de corrupción que apenas comienzan a salir a la luz. No lo consiguió y Margarita González Saravia fue quien llegó al palacio de gobierno.

Los desencuentros entre esta y Blanco fueron frecuentes durante la campaña e incluso durante el periodo de transición. Blanco jamás quiso recibir a la gobernadora electa. Luego, durante la entrega-recepción del gobierno se comenzaron a descubrir los excesos, los desvíos, las transas, el desastre que había sido su gobierno.

Fue precisamente el consejero jurídico Edgar Antonio Maldonado Ceballos, el abogado que hoy sustituye a Carmona como fiscal general del estado quien, con motivo de los primeros 100 días de la administración de González Saravia, presentó las denuncias en contra del gobierno del exfutbolista por irregularidades que ascienden a más de 40 millones de pesos —aunque en la Auditoría Superior de la Federación se detectaron irregularidades por casi 4 mil millones.

Se sabe que en el círculo cercano a la gobernadora hay enojo ante los abusos descubiertos. Al dar a conocer el primer paquete de denuncias penales y administrativas, González Saravia aseguró que no habría impunidad. Pero de pronto, y a la velocidad del relámpago, el mismo gobierno que denunció a la administración de Blanco removió de un golpe al fiscal que lo estaba investigando.

La denuncia por violación ha quedado en la fiscalía, sin embargo, como una bomba de tiempo.

Si el fin de todo fue cubrir a Cuauhtémoc Blanco, se confirmará que alguien, desde la oscuridad, sigue siendo capaz de meter en orden a una gobernadora. Por lo pronto hay que lamentar que, para acabar de hundir a un enemigo político y proteger a los suyos, la presidenta Sheinbaum haya echado mano del triste recurso de hacer visible el caso de una mujer, Ariadna Fernanda, para invisibilizar el caso de otra: la hermana de Cuauhtémoc Blanco.

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