Toda economía depende de los recursos y materias primas de las que dispone. Tanto biólogos como economistas han señalado que "Solo un loco o un economista pueden creer que hay crecimiento económico infinito en un mundo finito".[1] En un modelo de economía lineal (“tomar-usar-desechar”) no puede existir un crecimiento permanente. Es un modelo económico altamente ineficiente, tanto desde la perspectiva económica como desde la ambiental, dado que desperdicia enormes recursos económicos, materiales y naturales, y al mismo tiempo, se ocasionan grandes impactos ambientales con repercusiones en la salud humana.
El planteamiento de la economía circular parte de la importancia de que “el valor de los productos, los materiales y los recursos se mantenga en la economía durante el mayor tiempo posible, y en la que se reduzca al mínimo la generación de residuos”. [2] La idea es mantener el flujo continuo de los recursos, de modo que puedan seguir utilizándose con provecho una y otra vez, sin que pierdan valor. Por otro lado, el paso de la economía del modelo lineal al modelo circular condiciona cómo la gente usa las cosas, cómo la industria produce y cómo la sociedad utiliza sus recursos cada vez más limitados .[3]
El concepto de economía circular adquiere cada día mayor relevancia mundial como un modelo más armónico con la naturaleza que permite la continuidad de la economía y los medios de subsistencia contemporáneos. Este planteamiento implica transitar hacia a un modelo “que es restaurativo y regenerativo por diseño, y que tiene como objetivo mantener los productos, componentes y materiales en su estado de mayor utilidad y valor en todo momento...”.[4]
Materiales inocuos o reutilizables
En este orden de ideas, nada se desperdicia, porque los residuos están diseñados para ser usados en reparaciones, ser desmantelados o ser reutilizados, para esto sólo deben existir 2 tipos de elementos industriales: biodegradables y aquellos que son durables y reutilizables. Los objetos más complejos deben diseñarse para ser desmantelados y que sus elementos puedan ser clasificados en las dos categorías señaladas.
¿Por qué envases, empaques y embalajes?
Todo esto suena muy lógico, pero sorprendentemente, es poco aplicado en la práctica. Sólo hay que ver la cantidad de envases, empaques y embalajes que de manera absurda son utilizados para transportar y comercializar un producto. ¿De verdad son necesarias 4 envolturas desechables (casi todas de plástico) para poder tomar una bolsita de té?, ¿cuántas cajas y bolsas de plástico con aire contiene cada compra por internet?, ¿Alguien verdaderamente considera necesario comprar una penca de plátanos en una charola de unicel envuelta en plástico celofán?
Por otro lado, cuando algo está bien hecho y bien planeado para ser reutilizado, mucha gente sencillamente no lo devuelve, pensemos en las tarimas (pallets o racks) utilizadas para el transporte y embalaje de productos que fácilmente son “compradas” en los grandes almacenes de manera “informal” para ser reutilizadas de muchas maneras, pero que en realidad se trata de un robo que debe ser sancionado y evitado, pues en el largo plazo genera una importante pérdida económica y desincentiva la implementación de esquemas circulares de negocios.
Por qué una Ley General de Economía Circular (LGEC)
Es curioso que en el marco legal de México prácticamente no existen incentivos para evitar contaminación o para implementar esquemas circulares que sean eco-eficientes. En muchos casos, esto se suma a la falta de regulación y de sanciones, lo que hace que, en la práctica resulte más económico y sencillo contaminar que ahorrar o reutilizar insumos (materiales o naturales) para ser más eficiente.
Contenido mínimo de una LGEC
Debido a esto, nuestro país requiere legislación adecuada, eficaz y efectiva en materia de Economía Circular que establezca la responsabilidad extendida del productor de manera clara y adecuada para cada eslabón a lo largo de la cadena de valor. De hecho, la legislación debe abordar de manera específica que se regule el uso de envases, empaques y embalajes de los productos, para su transporte, comercialización, consumo y disposición fina. De esta manera, se podrán generar normas y, especialmente, incentivos adecuados para esquemas de negocios que permitan transitar hacia una economía circular en el país.
Se espera que México cuente pronto con una legislación en materia de Economía Circular que genere cambios profundos en el sistema económico, así como en los patrones de producción y consumo, y no solo “reacomode las sillas ante el hundimiento del Titanic.” ¿Todos o la mayoría de los sectores interesados, pondrán de su parte para que, en en efecto, contemos en el país con una buena ley de economía circular?
Fundador y Director Ejecutivo del Centro Mexicano de Derecho Ambiental (CEMDA) y Juan Carlos Carrillo Fuentes, Abogado Sr. del CEMDA
[1] David Attenborough, reconocido naturalista y divulgador científico, conocido por su trabajo en documentales sobre la naturaleza y Kenneth Boulding, economista influyente que criticó la noción de crecimiento económico ilimitado, han hecho famosa esta frase.
[2]Comisión Europea (2015). Comunicación de la Comisión al Parlamento Europeo, al Consejo, al Comité Económico y Social Europeo y al Comité de las Regiones. COM (2015) 614.Cerrar el círculo: un plan de acción de la UE para la economía circular. Bruselas, Bélgica. Ver:https://eur-lex.europa.eu/legal-content/EN/TXT/?uri=CELEX:52015DC0614
[3] Entrevista con MireilleAcquart, Directora de EthicalFashionSpaece, realizada el 20 de febrero de 2019.
[4] Ellen MacArthur Foundation (2015), Towards a Circular Economy: Business Rationale for an Accelerated Transition, p. 2. Ver:
https://www.ellenmacarthurfoundation.org/assets/downloads/TCE_Ellen-MacArthur-Foundation_9-Dec-2015.pdf (Consultado el 22-12-2018).