La semana pasada, en una “Conferencia del Pueblo”, la Doctora Claudia Sheinbaum, presidentA de la república, presentó al Licencido Martí Batres Guadarrama, diciendo emocionada que “nos conocimos en el CEU, en el movimiento estudiantil, y está haciendo un excelente trabajo, con la sensibilidad social que lo caracteriza”.

El Lic. Batres es ahora el Director General del ISSSTE, luego de ser exjefe de gobierno de la CDMX, exsecretario de Desarrollo Social, expresidente del MoReNa, exdiputado, exasambleista, exsenador y expresidente del Senado, exfiel de la iglesia La Luz del Mundo y —como lo evocó con cariño la presidentA— exlíder estudiantil en defensa de la gratuidad en la UNAM.

La sensibilidad social del combatiente se acicateó por los halagos que le asestaron los propagandistas del régimen, y posteó en las redes que él y la presidentA “resultaron a la postre protagonistas de las transformaciones que vive hoy México, porque la 4ta Transformación plasmó en la Constitución el sueño del #CEU: la gratuidad de la educación pública, desde el nivel inicial hasta el nivel superior”. Ya encarrerado, el alto funcionario declaró al CEU “el mayor semillero de voluntades transformadoras en las esferas políticas, sociales y culturales”.

Esta voluntad transformadora se activó pronto, pues de acuerdo a su semblanza en Wikipedia, el Licenciado Batres, nacido en 1967, debutó en el arte de la transformación a los cuatro años de edad, cuando en 1971 se manifestó en la marcha del jueves de Corpus y militó en el (hoy extinto) Partido Comunista Mexicano. Las varias esferas giran desde entonces.

Es curioso que el tenaz defensor de la gratuidad y de los derechos de los estudiantes pobres, en vez de seguir moviendo sus esferas en la UNAM, haya preferido luego trasladar su juvenil avidez intelectual a una así llamada “Universidad Humanitas”, que es privada y sí cobra cuotas.

Esa universidad humanista mexicana tramita veloces licenciaturas en derecho, como se lee en su sitio web: https://humanitas.edu.mx/licenciaturas. A cambio de 3 mil o 5 mil pesos mensuales, según sea “nivel ejecutivo” o “escolarizado”, el transformador de esferas se alza con su título de licenciado en derecho en tres años y medio.

Así pues, a cambio de 126 mil o 210 mil pesos, el defensor de la gratuidad recibe su título de abogado defensor del estudiante pobre y el alivio de no tener que defender una tesis para recibirse, pues no es requisito (no es lo mismo humanitas que unamita). Es otra universidad “cúspide” de transformadores y esféricos, pues la “ministra del pueblo” Lenia Batres Guadarrama también pagó y se tituló en ella, también sin tesis.

¿Detecta usted una incongruencia? No lo haga. Seguramente el Lic. Batres prefirió dejarle su sitio en la UNAM a un estudiante pobre que lo necesitaba más que él. No. Lo que sucede es que un buen marxista como el Lic. Batres habrá estudiado bien la “Crítica del Programa de Gotha” que Karl Marx publicó en 1891, donde el gran pensador escribió enfáticamente contra la gratuidad de la educación.

“Eso de educación popular a cargo del Estado es absolutamente inadmisible” —escribió—; “¡Una cosa es una ley general sobre los recursos de las escuelas públicas, los maestros y las materias, como en Estados Unidos, y otra cosa completamente distinta es nombrar al Estado educador del pueblo!” (Los signos de exclamación son de Marx.)

Y ahora apenas caigo en la cuenta de que el Lic. Batres es exlicenciado, pues ahora es doctor por la UNAM desde el año pasado, y que publicó una tesis. Es bastante intrigante. Pero me quedé sin tiempo y sin espacio...

Ahí para la próxima.

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