La semana pasada, el “Gobierno de México”, la “Secretaría de Gobernación”, la “Consejería Jurídica del Ejecutivo Federal” y la “Coordinación General de Política y Gobierno de la Presidencia” convocaron a un seminario titulado “Visión de Gobierno, Marco Constitucional y Nuevo Orden Jurídico Nacional”.

El ponente fue el gran jurista Arturo Zaldívar, quien tuvo a bien largar con voz viril un emotivo discurso titulado “El Poder Judicial en el Nuevo Constitucionalismo Mexicano”.

Bueno, si usted aún tiene dudas sobre ir a votar, sobre lo que está en juego en la inminente elección de las personas juzgadoras, escuche al enorme jurista. Sólo debe teclear “La necesaria transformación del Poder Judicial” en el YouTube hospitalario. Es una conferencia prolongada y me limito a citar sus últimos minutos en la propia voz del orador gigante, que aparece subido en un banquito:

“Ernestina no me dejará mentir, cuando la Presidenta hablaba de la reforma al poder judicial la gente se enloquecía, porque la gente ya está harta de que los jueces y las juezas se sientan una clase superior y no miren al pueblo a los ojos; el pueblo ya está harto de que la mayoría de las personas juzgadoras se volvieron burócratas judiciales, incluso las honestas. Hay muy pocos jueces y juezas de verdad, los que están comprometidos con la gente, de tal suerte que esta reforma es de la mayor trascendencia. El presidente López Obrador con la iniciativa de la presidenta Sheinbaum dijo en varias ocasiones que es una de las reformas más importantes en la historia del constitucionalismo mexicano. Que salga bien depende de todas y todos nosotros. Nosotros trabajamos con mucha intensidad, 24/7; ahora toca al pueblo de México votar y nos toca a todos y a todas explicar la reforma, porque deshace el mito de la supuesta independencia, de la supuesta pureza del poder judicial, pero cada quien puede decir lo que quiera.

“Nosotros tenemos que avanzar con la seguridad de que los criterios políticamente opuestos a la transformación del país no volverán a los tribunales constitucionales, y que los jueces de constitucionalidad no son para frenar transformaciones sociales en las sociedades, pues así fue como se empezó a descomponer la cuestión de la Corte, porque empezó a formar un partido político.

“Los jueces tienen que ser muy cuidadosos de la defensa de los derechos de las minorías, pero sin oponerse al cambio social que han votado las mayorías. Esto es algo que la Corte no entendió, se sentían paladines, se sentían intocables, tocados por la mano de Dios o algo similar. Una soberbia y una arrogancia enorme, cuando lo único que debieron haber tenido (yo insistí mucho) es autocrítica. El pueblo de México habló y el pueblo no se equivoca.

“Tenemos que ir a votar. Por eso se requiere democratizar al poder judicial, porque este poder judicial responde a otros intereses, responde a las élites, responde a la oligarquía, responde a los medios.

“Por primera vez en la historia vamos a elegir a las personas juzgadoras el primero de junio. Porque no se puede construir un nuevo país si no se hace con las bases sólidas de una Arquitectura Constitucional Nueva, y eso es lo que estamos intentando, una Nueva Arquitectura Constitucional para un México mejor en que el derecho sea esa potencia de cambio social.

“Y termino diciendo que no perdamos de vista: cuando hagamos reformas de justicia debemos pensar siempre, en justicia también, que por el bien de todos primero los pobres muchas gracias.”

(Ovación.)

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