Recientemente, en mercados donde es legal el cáñamo como Estados Unidos y Canadá, se ha visto la aparición de un nuevo producto derivado del cannabis industrial. Esta sustancia, conocida como THC-O es un análogo sintético del THC, el principal ingrediente psicoactivo del cannabis, la diferencia importante de que es tres veces más potente.
También conocido como Acetato de THC, este cannabinoide sintético, a diferencia del THC-A, que es como el THC que se encuentra de forma natural en las glándulas de las flores del cannabis, el THC-O requiere de una reacción química que lo separa de otros compuestos encontrados en el cannabis y le agrega una molécula de acetato, lo cual lo transforma en un potente aceite aislado de THC, sin sabor ni aroma.
A este tipo de compuestos se les conoce como análogos, pues tienen una estructura similar a la de otras moléculas, en este caso, el THC. La adición del acetato fortalece a la molécula, haciendo sus efectos perceptibles con cantidades menores a las requeridas usualmente. Ya que se deriva del cáñamo, este producto se está haciendo muy popular en lugares donde no es legal el delta-9-tetrahidricannabinol, es decir, el cannabis recreativo.
No se trata de un descubrimiento reciente, el ejército de Estados Unidos ya había experimentado con THC-O en 1949, cuando determinaron que tenía efectos al menos dos veces más fuertes que los del Delta 9-THC regular. Luego, el THC-O desapareció hasta 1978 cuando durante una redada de la DEA se descubrió un laboratorio que lo producía clandestinamente en Jacksonville, Florida. Pese a estas pasadas experiencias, las autoridades de Estados Unidos aún no saben cómo reaccionar ante la llegada de estos cannabinoides sintéticos, aunque en teoría deberían clasificarse como sustancias clase 1 al igual que el THC.
Actualmente el THC-O se obtiene de aceite crudo de cáñamo del cual se extrae CBD, luego ese CBD se transforma en Delta 8 THC y posteriormente en THC-O agregando un solvente conocido como anhídrido acético, esta forma de obtenerlo hace que los productores se aseguren de que se trata de un procedente de la variedad industrial del cannabis y que no debería ser considerado como un derivado de cannabis recreativo.
Pese a que el THC-O es muy atractivo para el mercado recreativo, es en la rama medicinal donde realmente puede brillar. Ya que su potencia es 3 veces más alta se requieren menores cantidades para alcanzar los efectos deseados, lo cual puede ayudar a que las personas que no encuentran alivio efectivo en el THC regular obtengan una dosis más adecuada.
Además, no requiere de descarboxilarse como el THC-A, es decir, no requiere de calor para activarse; al ingresar al cuerpo, se digiere la molécula de acetato liberando el THC. Este proceso puede ser más lento que con THC-A tardando en hacer efecto unos 30 minutos. El THC-O puede ayudar como analgésico o ansiolítico y ya que es un análogo y no una copia, estimula partes del cerebro que el THC regular no.