Hace unos días, el gobierno de EstadosUnidos dio a conocer cientos de páginas de cruciales que arrojan información sobre la revisión actual del estado del cannabis según la ley federal. La recomendación del Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS, por sus siglas en inglés) de reclasificar el cannabis como Lista III bajo la Ley de Sustancias Controladas marca un hito histórico. Este cambio en la perspectiva oficial estadounidense sobre el cannabis, al reconocer su "uso médico actualmente aceptado" y un "potencial de abuso menor que las drogas u otras sustancias de las Listas I y II", podría tener un impacto significativo no solo en EU sino también en México, especialmente en el contexto de la creciente discusión sobre la legalización y regulación del cannabis en nuestro país.

El informe del HHS, que destaca que más de 30,000 profesionales de la salud en 43 jurisdicciones estadounidenses están autorizados a recomendar el uso médico de la cannabis para más de seis millones de pacientes registrados con al menos 15 condiciones médicas, respalda la noción de beneficios médicos reconocidos del cannabis. Este hallazgo representa un cambio trascendental en la política federal estadounidense hacia esta planta.

Tras exhaustivas evaluaciones de datos preclínicos, clínicos y epidemiológicos, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) tomo la decisión de emitir una recomendación para la reprogramación de la cannabis de la Lista I a la Lista III de la Ley de Sustancias Controladas (CSA). Esta decisión se basa en ocho factores fundamentales considerados por la FDA, incluyendo el potencial de abuso, evidencia científica de su efecto farmacológico, el estado actual del conocimiento científico, su historial y patrón de abuso, el alcance y duración del abuso, el riesgo para la salud pública, y la responsabilidad por dependencia psíquica o fisiológica. La recomendación destaco que las sustancias de la Lista III tienen un potencial de abuso menor que las de las Listas I y II, un uso médico actualmente aceptado en Estados Unidos, y una dependencia física moderada o baja, o una dependencia psicológica alta que puede resultar de su uso. Esta posición de la FDA cuenta con el respaldo del Instituto Nacional sobre Abuso de Drogas (NIDA), consolidando así un cambio significativo en la clasificación federal de la cannabis y sus implicaciones médicas y legales.

La posible reclasificación del cannabis tendría repercusiones diversas. Actualmente clasificado como sustancia de Lista I en EU, junto con la heroína, el LSD y el éxtasis, un traslado al Anexo III podría aliviar la carga fiscal para las empresas legales del sector del cannabis. Además, abriría nuevas oportunidades para la investigación, desencadenando avances científicos significativos.

Este cambio de paradigma también implica un reconocimiento de que el cannabis presenta riesgos de salud pública menores en comparación con otras drogas de abuso. Los documentos resaltan que las consecuencias adversas de la cannabis psicoactiva, como visitas al departamento de emergencias, hospitalizaciones y exposiciones no intencionales, son significativamente menores que las asociadas con sustancias actualmente en las Listas I y II, como la heroína y la cocaína.

En el contexto mexicano, este desarrollo podría influir sustancialmente en el debate sobre la legalización del cannabis. A medida que EU avanza hacia una postura más permisiva y científicamente fundamentada, México podría ver este cambio como una oportunidad para revisar y ajustar sus propias políticas en torno al cannabis. La reprogramación del cannabis en EU podría inspirar a las autoridades mexicanas a considerar nuevas regulaciones que permitan un uso más amplio y controlado de esta planta, tanto con fines médicos como recreativos, así como avanzar con el anteproyecto de ley de cannabis psicoactiva que ya se esta evaluando con las autoridades competentes e implementar el reglamento medicinal ya establecido.

Es crucial observar que, aunque este cambio es significativo, el proceso de reprogramación aún está en sus primeras etapas, y la Administración de Control de Drogas (DEA) tiene la autoridad final para decidir. La publicación de estos documentos es un paso importante, pero aún se requiere un proceso administrativo adicional antes de que la reclasificación del cannabis entre en vigencia.

Finalmente, la reprogramación propuesta del cannabis en EU no solo tiene implicaciones directas para la industria y la investigación en ese país, sino que también puede actuar como un catalizador para una revisión y ajuste en las políticas de cannabis en México. Este momento histórico podría ser la oportunidad para que ambos países reconsideren sus enfoques hacia el cannabis, basándose en la evidencia científica y las necesidades de la sociedad, desencadenando así un diálogo más profundo y sustancial sobre la regulación del cannabis en la región.

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