ya tenía un lugar asegurado en la historia, pero lo vivido en Augusta National agrandó su legado. Después de casi dos décadas como profesional, el norirlandés finalmente se vistió con el saco verde.

El título en el Masters fue la culminación de una espera, de una obsesión, de una deuda pendiente que parecía no saldarse jamás.

Lo que Rory logró en Augusta National va más allá de sumar su quinto Major o convertirse en el sexto jugador en completar el Grand Slam moderno. Fue una historia –como él dijo– de resiliencia. Durante 15 años, cada abril significaba la misma presión: Volver a intentarlo. Recordatorios constantes de su debacle en 2011, de los malos golpes largos, cortos o sobre los greens. En esta edición, lo vimos cometer errores, pero después de cada uno, prevaleció con un acierto.

Su triunfo fue dramático, como debía ser, en un innecesario desempate con Justin Rose.

El momento más simbólico, el que capturó las fotografías y escenas para un sinfín de documentales, llegó en el green del 18, cuando Rory abrazó a su caddie y mejor amigo de la infancia, Harry Diamond. Ganar el Masters no era un requisito para validar su carrera, pero sí para cerrar un ciclo. El saco verde impulsa su lugar entre los grandes y le libera de esa conversación que lo perseguía desde hace más de una década.

Este título también redefine su narrativa. Ya no será “el mejor jugador sin Masters”, ni el talento desperdiciado en los Majors, tras 2014. Ahora es un campeón del Grand Slam, así como Tiger Woods, Jack Nicklaus, Gary Player, Ben Hogan y Gene Sarazen, nombres que se escriben con letras doradas.

El impacto mediático fue inmediato. Las redes sociales colapsaron con imágenes de Rory en Butler Cabin, mientras los ratings televisivos del Masters alcanzaron niveles históricos. Más de 12 millones de personas vieron en vivo la consagración del europeo, incluso sin la presencia de Tiger en Augusta National.

McIlroy ha acumulado cinco Majors, 29 títulos en el PGA Tour y más de 102 millones de dólares en ganancias. Se mantiene en el Top 3 del ranking mundial y, a sus 35 años de edad, tendrá la oportunidad de completar el Grand Slam del año, algo nunca antes visto en el golf.

El PGA Championship se disputa en Quail Hollow, campo en el cual Rory ha ganado cuatro torneos del PGA Tour; el US Open se realizará en Oakmont Country Club, donde ya se coronó en 2011; y The Open Championship será en su “patio trasero”, Royal Portrush, en Irlanda del Norte, donde tenía —antes de las remodelaciones— el récord de campo (61 golpes).

Ramón Treviño

Editor Golf Shot

@ramontrevinof

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