El México Open at Vidanta es una continuación para el crecimiento del golf en nuestro país.
Aunque el field no esté plagado de las estrellas que todos los aficionados conocen —como lo fue en su momento el WGC Mexico Championship—, tiene la importancia de la etiqueta PGA Tour.
Por supuesto que la presencia del español Jon Rahm, campeón defensor y actualmente el mejor jugador del mundo, eleva al evento para la competencia, aficionados y los mismos organizadores.
El ibérico reconoció —ayer, en atención a los medios de comunicación— su cansancio físico, tras haberse coronado en el Masters de Augusta y no descansar para competir en el RBC Heritage, pero cumplió con su compromiso de asistir a Vidanta.
El vasco ya había reconocido que tiene pactos de palabra y no le gusta quedar mal, por lo que reiteró su empeño de ir por el bicampeonato tricolor.
No es el primer número uno del ranking mundial en presentarse en un torneo en territorio mexicano.
En 2017, Dustin Johnson jugó en el Club Chapultepec y conquistó el mencionado WGC. Dos años después, volvió a ganar y retornó a la cima de puntaje.
En 2020, el reinado le pertenecía a Rory McIlroy y, aunque no triunfó, se colocó en el quinto puesto del campeonato de la Ciudad de México.
Así que, la presencia de Rahm en un México Open que apenas va alzando su nombre para atraer a más jugadores de talla internacional, es un buen augurio.
La clave está en mantener este tipo de torneos dentro de nuestra frontera.
Así como en su momento, Mayakoba —ahora sede del LIV Golf— fue sede del PGA Tour durante más de 15 años, Puerto Vallarta y —próximamente— Los Cabos, continuarán sus recibimientos para el máximo circuito de este deporte.
Todavía falta mucho por conocer sobre cómo se realizará el WWT Championship de Los Cabos —que sustituye a Mayakoba como sede—, por llevarse a cabo hasta el otoño.
Si estos eventos se mantienen firmes, con patrocinadores en el respaldo, así como Jon Rahm vino a Vallarta, el resto de la élite mundial seguirá sus pasos.
