Cuando Claudia Sheinbaum jure como presidenta esta semana, comenzará un nuevo capítulo en la alianza económica entre México y Canadá. Sheinbaum asume el poder treinta años después de la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y dos años antes de la revisión de su acuerdo sucesor, el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).

Tanto el TLCAN como el T-MEC permitieron un aumento histórico del comercio y las inversiones entre México y Canadá. En 1993, el comercio y las inversiones combinados totales entre nuestros dos países fue de $5.1 mil millones. Para el año 2023, el valor de dicho comercio e inversiones creció exponencialmente a $87.2 mil millones. Gracias a dichos acuerdos, hoy en día somos uno de los principales socios comerciales del otro.

Gran parte de esto se debe al desarrollo de cadenas robustas de suministro y valor de negocio a negocio, que se han forjado entre empresas mexicanas y canadienses. Los líderes comerciales de ambos países, como Francisco Cervantes Díaz, Presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), han defendido incansablemente el aumento en el comercio y las inversiones bilaterales. Los Gobiernos pueden negociar acuerdos comerciales, pero las empresas los utilizan para que los ciudadanos de sus países prosperen.

Ahora que comenzamos este nuevo capítulo en nuestra alianza económica, existen motivos para ser optimistas y aprovechar nuevas oportunidades. Muchas de estas se encuentran en un informe conjunto del Business Council of Canada (BCC) y el Consejo Mexicano de Negocios (CMN) titulado Perfilados rumbo al crecimiento. En nuestro informe, hay seis recomendaciones específicas y viables que podrían fortalecer y proteger aún más nuestro crecimiento económico.

En primer lugar, debemos incentivar inversiones en sectores prioritarios, como los semiconductores, la agrotecnología, las tecnologías limpias, la tecnología médica y la fabricación avanzada. También se deberían incluir inversiones en la infraestructura para el comercio, como un aumento en la capacidad de los puertos marítimos y la modernización de los cruces fronterizos por tren o carretera, lo que podría mejorar la resiliencia de la cadena de suministro y facilitar la externalización a países vecinos (nearshoring).

El BCC se complace en saber que miembros destacados del equipo de la presidenta Sheinbaum, más recientemente la licenciada Altagracia Gómez Sierra, se reunieron y conversaron con líderes de empresas canadienses acerca de la necesidad de incrementar las inversiones bilaterales. Además, el Secretario de Economía Marcelo Ebrard es una persona sumamente respetada en Canadá, y su liderazgo en la próxima revisión del T-MEC ayudará a garantizar el éxito constante del acuerdo.

En segundo lugar, debemos agilizar la movilidad de la fuerza laboral entre las fronteras. Podría incluir un programa de “empleadores de confianza” por el cual se puedan agilizar las visas y los permisos de trabajo de los trabajadores ya contratados por una empresa que opere en ambos países. El empleador sería responsable de garantizar que el empleado vuelva a su país de origen al final de un período definido, como cuando se finalice un proyecto.

En tercer lugar, debemos desarrollar colectivamente una estrategia conjunta para promover políticas nacionales en ambos países a fin de garantizar la competitividad de nuestros respectivos sectores manufactureros. Esto implicaría identificar políticas comerciales y de inversiones relacionadas con la fabricación y la innovación en sectores prioritarios, incluidas las tecnologías estratégicas para la inteligencia artificial y la transición energética.

En cuarto lugar, debemos priorizar de inmediato una mayor participación a nivel subfederal. Cuando se analiza la relación entre México y Canadá, casi siempre se destaca que es una entre dos entidades nacionales; no obstante, una parte importante de la actividad económica está bajo la jurisdicción de los 32 estados de México y las 10 provincias y los 3 territorios de Canadá. Los gobernadores de los estados mexicanos y los primeros ministros de las provincias y los territorios canadienses pueden y deben entablar relaciones más cercanas.

En quinto lugar, relacionado con lo anterior, debemos incrementar la colaboración entre los sectores públicos y privados de los dos países, en todos los niveles de gobierno, para proteger y resguardar nuestra infraestructura integrada de ciberataques y otras amenazas a la seguridad. Dado que el conflicto y las amenazas mundiales están en constante aumento, un mayor intercambio de inteligencia entre las empresas y el Gobierno es fundamental para detener los ataques a las redes de infraestructura transfronteriza clave.

Por último, debemos analizar la creación de un centro virtual bilateral de excelencia para las empresas lideradas por mujeres y minorías. Tanto México como Canadá están comprometidos con ampliar las oportunidades para las empresas lideradas por mujeres, minorías e indígenas. Un centro virtual bilateral de excelencia podría brindar información a grupos subrepresentados sobre diferentes temas, como las normativas comerciales.

Los empresarios canadienses son optimistas acerca de este nuevo capítulo en nuestra alianza económica con México. Incluso en una época de inmensa transformación en el mundo en la que muchos países, incluidos Canadá y México, experimentan profundos cambios políticos y económicos, estas tendencias no pueden impedir que tengamos conversaciones más ambiciosas y relevantes acerca de las oportunidades para el comercio y las inversiones.

Presidente y director ejecutivo del Consejo de Negocios de Canadá

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