¡Que somos soberanos! clama el canciller De la Fuente. ¡Nos mandamos solitos!, dicen. Ya pusimos en la Constitución (como si la respetaran) que en ninguna circunstancia, México aceptará intervenciones, intromisiones o cualquier otro acto desde el extranjero, que sea lesivo de la integridad, independencia y soberanía de la Nación…sea por mar, en un buque de guerra, o por tierra, en un tren militar, como aquella vieja canción de La Adelita interpretada por Amparo Ochoa. Ajá.
¿Tenemos un poder soberano con Morena? ¿Toman decisiones y resuelven conflictos, en definitiva, con independencia del exterior? Falso. Muchas decisiones “supremas” las toma Estados Unidos, las mandata Donald Trump y sólo las obedece, sin chistar, nuestro gobierno “nacionalista”.
¿Ejemplos de genuflexión exterior? Cerrar la frontera norte, con soldados o miembros de la Guardia Nacional contra migrantes. Perseguir, a pedido ajeno, a presuntos criminales. No pedir explicaciones diplomáticas por quitar visa a gobernantes. Vigilar gusanos en el ganado. Cuotas compensatorias al calzado chino. Comprar armas a Israel (aunque sean gobiernos estatales) y ondear, “soberanos”, la bandera palestina.
La 4T todavía está esperando las explicaciones que pidió López Obrador a Estados Unidos, del avión que se llevó al “Señor Zambada”. Arrebataron a “El Mayo” de un país independiente y soberano. “Y no sabemos nada los mexicanos”, dijo AMLO en mayo de 2024. “No nos han dado información suficiente”, dijo claudicante el Presidente y todavía agregó, “queremos saber más sobre la negociación ¿fue un acuerdo?”. Soberanía de cartón.
¿Y ya sabemos qué “otros datos” dieron los familiares de Joaquín Guzmán, que se entregaron en la garita de San Ysidro, con grandes maletas, a agentes federales estadounidenses, como desveló el periodista Luis Chaparro? No lo comunicó el gobierno. ¿Trato soberano? Entonces, el Secretario García Harfuch dijo que el Departamento de Justicia norteamericano les dio un criterio de oportunidad. Cantaron allá y no se escuchó su canción aquí. ¿Es soberano cometer delitos en México y acogerse a la justicia estadounidense?
¿Nos quejamos “soberanamente”, porque casi al parejo de una reunión entre el secretario de la Defensa mexicano, general Trevilla, y el comandante del Comando Norte de Estados Unidos, general Guillot, se anunció que a las bandas de criminales mexicanos, les darían trato de terroristas? ¿Aceptamos, calladitos, ante la comunidad internacional tener terroristas?
¿Nada nos importa la organización, tráfico sexual y explotación infantil, del mexicano Naasón Joaquín García, juzgado en Norteamérica? Su organización religiosa en México metió muchos juzgadores de acordeón aliados de Morena. ¿Sólo los sacerdotes pederastas católicos son motivo de indignación? El delito es oprobioso sea quien sea, ¿no hay mexicanos lastimados? ¿Soberamente dejamos que corra el juicio en California y ya?
Pues así de “soberanos” llegamos a la revisión del tratado trilateral de comercio, que tenemos desde Carlos Salinas, con Canadá y Estados Unidos. Diálogo sin subordinación y en la dirección correcta, dijo el exsecretario zedillista. Trump quiere dinamitar ese acuerdo. Veremos si salva el TMEC. ¿Tenemos prestigio internacional? ¿Qué ponemos en la mesa? ¿Jueces profesionales para proteger inversión? La alianza con la excreción gobernando Nicaragüa. Las lambisconerías, de ayer, de algunos diputados al Che Guevara. Arrumacos al tirano de Venezuela.
¿Quién piensa en la industria automotriz y las exportaciones a Estados Unidos, en los aguacates de Michoacán, en el atún de Sinaloa, en el ganado bovino de Sonora, en la playas que viven del turismo? ¿En defender las remesas de trabajadores mexicanos?
Soberanía no son gritos presidenciales en el Zócalo, que ni siquiera se atrevió a darlos en la ONU. Soberanía es la capacidad personal (no gubernamental) de realizar cada mexicano sus sueños, y que el gobierno no estorbe, ni quite el tiempo.
Diputado federal