“Tienes razón, ahí no funcionó lo que teniamos pensado”, soltó el presidente ayer, refiriéndose al triste y doloroso fracaso del Instituto Nacional de Salud para el Bienestar, el Insabi, que tenía como propósito brindar servicios de salud gratuitos a personas sin seguridad social. “Desde el principio teníamos pensado el IMSS-Bienestar”, sentenció López Obrador, al admitir su fracaso, rotundo, absoluto, en algunos casos criminal en salud. ¿Acaso no se ahorró el gasto de las medicinas, quimioterapias, para niños, a fin de que le alcanzara a darles becas a jóvenes? ¿Acaso no se redujo el mantenimiento en los hospitales públicos para que el dinero fuera a parar a sembrando vida, y dizque reforestar todo el campo? ¿Acaso no se redujo la compra y la calidad de los medicamentos? ¿Los médicos cubanos sirvieron? ¿La bodega-farmacia, surte totalmente las recetas? Las ocurrencias pueden salir caras; y está pasando exactamente lo mismo con la reforma al Poder Judicial.
Todo se improvisa. Todo se derrumba. Para construir el “segundo piso de la Cuarta Transformación”. ¿Alguien se ha preguntado en materia de seguridad jurídica cuál es el primer piso que le deja López Obrador a Claudia Sheinbaum? ¿Alguien tiene un diagnóstico claro y tajante del estado que guarda la judicatura federal, ya no se diga las locales? ¿Hay jueces de primera y de segunda clase? ¿Los que resuelven a favor de los gobernadores de Morena, de los senadores de Morena o de la ministra Yasmín Esquivel, para burlar el plagio de su tesis, esos son buenos y merecen loas y aplausos?, mientras tanto ¿debemos arrojar al fuego del infierno a Norma Piña por defender la Constitución? ¿Los jueces que otorgaron amparos para evitar la destrucción de la selva en la península de Yucatán tormento, exilio, expulsión? ¿Si todos los ministros están podridos, por qué militó en el PRD de López Obrador, Juventino Castro?; por qué propuso, publicamente, en 2012 a Genaro Góngora como Consejero Jurídico de la Presidencia, por qué puso en sus listas de Senado en el 2018 y ahora en 2024 a la excelente ministra Olga Sánchez Cordero? No todo estaba mal en salud, para inventar y sacar de la chistera un conejo que no sirvió para nada, llamado Insabi, que hasta tuvimos que desaparecer legislativamente.
El IMSS-Bienestar fue diseñado en tiempos de José López Portillo, presidente de México de 1976 a 1982, cuando el propio Andrés Manuel López Obrador militaba en el PRI. No le juzgo su militancia partidista, pero el IMSS-Bienestar ni fue idea suya, ni fue el primero, y no es eficiente porque desde el principio no se le dieron los recursos del llamado Seguro Popular, entre otros; por grillas e intrigas de algunos radicales morenistas, que quería tumbar todo, para ser Adán y Eva en el paraíso, como ahora en el Poder Judicial. Lo mismo ocurrirá. No se atenderá a las víctimas, no se juzgarán los delitos, no se repararán los daños, no se pacificarán los conflictos, porque todos querrán ser los “primeros jueces populares”, los nuevos jueces del bienestar. Las sentencias sobre la economía y la seguridad de las personas estarán a subasta y concurso público. Prostitución judicial tolerada.
Vamos a suponer que es cierto: todos los jueces de hoy son corruptos. ¿Y los corruptores, empresarios, dirigentes partidistas, líderes sindicales que hoy, según el obradorismo, compran sentencias, mañana van a acarrear a sus clientelas a una casilla a votar por su juez? El fracaso admitido del Insabi, no se puede repetir con los jueces.