Los impuestos siempre son dañinos para el crecimiento con un gobierno que se los roba. Son extorsiones no exacciones. Son asaltos a mano armada. Son como los videojuegos violentos de “Fornite”. Balazos sin abrazos.
Lo que en todas partes del mundo se espera de una auténtica y genuina coalición que se autodenomina “izquierda”, es una reforma fiscal para igualar en oportunidades de desarrollo a los mexicanos; pero aquí tenemos un disfraz de izquierda: militariza, protege privilegios personales, alienta monopolios, otorga concesiones sin concurso, apapacha a los ricos con tamales de chipilín, rifas y mucha lana; y algunos genuflexos se culimpinan, ¿verdad, Francisco Cervantes? ¡Total!, el IEPS es un impuesto para hacer caja unos días y le exprimimos los intereses. Que paguen los de siempre: “¿No traes p’al chesco?”.
Sin embargo llama la atención que anuncien con bombo y platillo los “impuestos saludables”, a los refrescos, bebidas azucaradas, dizque para contener la obesidad infantil y la diabetes. ¿Acaso no quitaron el programa federal contra la obesidad? ¿Y si les importara la salud y los azúcares, qué pasa con otros productos? ¿Está bien que le carguen la mano a la Coca-Cola, Pepsi, Fanta y Red-Bull, pero y los pastelillos Marinela, los Takis, y los Churrumais con limoncito? El dueño de Femsa, de los Oxxo, José Antonio Fernández, ya dijo recientemente que se necesita un “capitalismo consciente”. Y una izquierda consciente, agregaría.
Si de verdad quisieran destinar un gasto a salud. Que cobren las cuotas obrero-patronales, para que no nieguen la metformina en algunos lugares en el IMSS. ¿Quieren hábito alimenticio sano? Hagan deducible la compra de agua pura. Estimulen beber agua simple. ¿Quieren más dinero? ¿Ya conectaron las bases de contribuyentes del SAT con las del IMSS, para que la cuota que reporta el patrón a efectos de ISR, sea la misma de la base de cotización de las cuotas obreros patronales? ¡Allí puede haber un huachicoleo salarial! ¿Acaso lo quieren remediar con las bases de datos y registros administrativos que cruzan en los sistemas de inteligencia, a los que se refiere el artículo 24 y 25 de la ley del sistema nacional de investigación e inteligencia en materia de seguridad pública? Esos juguetes de espionaje causan más terror que la temporada de la pandemia de Covid, cuando jugaban Warzon.
Pero el gobierno prefirió, en la reforma fiscal, atacar el “storytelling” de la violencia digital que responsabilizarse de la violencia real de los criminales de Sinaloa, Tamaulipas, Guanajuato, porque la corrupción llegó hasta las pantallas de los videojuegos. La militarización de AMLO ya es virtual, y muchos adolescentes se divierten con ello. Call of Duty: Modern Warfare II, desde 2022, es un juego, que entiendo, se lucha contra un cártel mexicano llamado “Cártel de las Almas”, pero el problema no es el juego en sí, sino que allí con naturalidad y normalidad se dice: “empiezas con la típica de siempre: entras a una casa matas a todos, busca a una persona, no está, medio mala la misión, no hay nada nuevo; pero el cambio que hace que se ponga buena, es que pasas de tener que entrar a un lugar, ahora a tener que escapar, porque unos soldados que controlan los narcos te quieren matar…” (@RoMax). Cualquier semejanza con la realidad es pura coincidencia.
Quizá los impuestos a los videojuegos van a favor de la salud mental de nuestros hijos, pero es preferible la violencia en la pantalla, que en las calles; y al SAT cobrando lo justo sin espionaje a los ricos, y a los gobernantes no gastando Prada en Japón. ¿Van admitir paVos, para pagar los impuestos de los nuevos skines de Fortnite?
Diputado federal






