Hoy es día del abogado. ¿Qué necesita saber un abogado, después de la reforma judicial morenista? ¿Será un gestor o un gesticulador? ¿Necesita conocer la ley o militar en Morena? Algún abogado recién titulado puede presentar la cédula que lo habilita como licenciado en derecho expedida por la Secretaría de Educación Pública de Mario Delgado, pero podría valer más la credencial del partido guinda, firmada también por Mario Delgado.
Con jueces electos por el pueblo, cuya legitimidad, autoridad y respetabilidad, no está en el “saber” de las aulas de las escuelas de derecho, sino les viene del “poder” de los palacios de gobierno, a un abogado le valdrá poco argumentar con conocimiento jurídico, le servirá mucho más la relación política. Quizá si alega invocando el viejo Corpus Iuris Civile, compilado en el año 533, por el emperador Justiniano, o una nueva sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos fundado en 1959, con sede en Estrasburgo Francia, le tilden su palabra de “injerencista”. Valdrá más los “hecho en México”, y ninguna nación de la tierra elige a todos sus jueces ordinarios.
¿Por qué tienen que apreciar los jueces, magistrados y ministros la cultura jurídica, si los juzgadores llegaron a esos sitiales con aplausos, tik toks, gracejadas en Facebook, y votos de rebaños cebados e instruidos por un acordeón?
El derecho positivo firmado por la mayoría morenista, poco tiene que ver con el derecho realista, del que hablaba Alf Ross o Karl Olivecrona, porque no atiende a los problemas sociológicos, su objetivo no es una convivencia en paz entre mexicanos, sino el apuntalamiento del poder militar, el fortalecimiento de los programas sociales sin sustentabilidad financiera, y el respeto a la voz del dueño del Moviemiento de Regeneración Nacional. ¿Qué valdrá más para un abogado con los nuevos jueces electos popularmente, las consignas del expresidente López Obrador, o una teoría de Héctor Fix Zamudio? Los jueces que van a dictar “sentencias más cercanas al pueblo” ¿aceptarán lo escrito en el libro de derecho constitucional de Elisur Arteaga Nava, o se inclinarán ante la voz presidencial de una “mañanera”?
Nuestra democracia y republicanismo han bajado de calidad, porque en la producción de leyes una mayoría artificial de diputados, y una mayoría prostituida, aprobó esa reforma judicial, que relega la sabiduría de un abogado. En la pirámide mexicana de Hans Kelsen, en la cima no está ya, la Constitución, el país regresó a la era priísta, donde, por todo lo alto está la voz centralizada y muchas veces arbitraria del jefe del Estado. Los abogados sólo viven, nacen, crecen, se reproducen y pueden ser útiles socialmente, en la República. No olviden al abogado-juez-ministro-presidente, Benito Juárez, que tanto invocan en Morena.
El otro ambiente, requisito o escenario en el que vive un verdadero abogado (no un rábula) es la libertad imprevisible. Los jueces institucionales del bienestar serán una maquinaria, una camisa de fuerza a esa libertad, incluso podríamos aceptar que sean justos, pero una justicia sin libertad está esterilizando al abogados. La libertad sin justicia, es privación de esa misma libertad para los que no tienen cómo pagar un abogado, y será monopolio perverso de los acomodados que tienen para pagar las campañas a los futuros jueces. En esa justicia dizque popular el pez privilegiado y grande, se comerá al pez pobre y chico. En cambio, en donde reinan libertad y justicia, un abogado de un delincuente hace que el gobierno de México le responda, como ayer el abogado de un delincuente, Jeffrey Lichtman. Si López Obrador premió al general Cienfuegos, y nada tiene que ver el gobierno de Morena con los juicios a criminales en Estados Unidos, deberían llamar a consultas al embajador estadounidense, para que rinda explicaciones. ¿O cómo se defiende la sobernía con la que tanto se llenan la boca? ¿Un abogado de narcos mueve a todo el gobierno?
En el día del abogado en México. Felicidades a los abogados verticales, decentes. La profesión está en peligro porque el Estado de derecho es débil, sin embargo, allí donde está el peligro nace la fuerza y la esperanza.