Gerardo Martino

es congruente, no se dejó presionar por la absurda campaña desde algunos medios de comunicación que exigían, gritaban a los cuatro vientos el regreso de Javier Hernández a la Selección . Solo bastó meter algunos goles en la MLS para que algunas voces volvieran a lo de siempre, a enaltecer, a ensalzar y a maximizar a una persona que, como aquí se ha dicho desde hace años, no regresa a la por temas futbolísticos, valores que podrían discutirse y analizarse, debatirse, sino por el comportamiento ante el grupo, ante las autoridades.

Hernández no está vetado, por lo menos eso no lo manifiestan en la Selección Nacional y Martino está en pleno derecho de llamarlo o no al equipo que tiene la alta responsabilidad de cambiarle la cara, imagen y encontrar resultados positivos en cualquier competencia en que se presenten. Hernández no es parte del grupo que viene siendo preparado por Tata rumbo a Qatar, como tampoco lo es Carlos Vela, éste más por decisión propia que por algún inapropiado comportamiento.

La Selección Mexicana estará con actividades extremas en el verano, inicia el 29 de mayo contra Islandia en Dallas y de ahí no para, combinando competencias, Olímpicos y Copa Oro , amistosos y mucho de lo que se le debe a SUM del año pasado. Cinco partidos amistosos al año en Estados Unidos, de los cuales ya tienen programados tres, el ya mencionado en Texas y posterior a la Nations League en Atlanta contra Honduras y en Nashville contra Panamá. Es decir, cabida tendría cualquiera ante tan extensa actividad, pero insisto, lo de Hernández no pasa por el campo, es la falta de lealtad, decencia, la traición lo que lo aleja de la Selección.

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Ahora, también está la posibilidad de que pudiera ir a Olímpicos, esa sería la puerta de reingreso de Hernández para la Selección, pero las condiciones serán las mismas, dedicarse a jugar como lo ha hecho ahora con el Galaxy, olvidarse de la grilla y si es verdad que quiere volver, que lo demuestre con trabajo y actitud. Tal vez estos jóvenes olímpicos no sepan lo que fue en el equipo mayor y no sea tan complejo aceptarlo.

Pero más allá del tema Hernández, que debería ser caso cerrado para Martino y compañía, la verdadera preocupación radica en Raúl Alonso Jiménez. No tiene actividad desde el día del choque de cabezas con David Luiz, de eso han pasado 174 días y no se sabe aún si podrá regresar a la normalidad pronto. Aunque Martino lo elige en la prelista de la incómoda Nations League, es un hecho que debe hacer pruebas, muchas pruebas antes de regresar al futbol profesional.

El panorama de Selección Nacional que vivirá en Estados Unidos, obligados a ganar todo, Copa Oro, Nations League y en esos amistosos, seguir dando golpes de autoridad, al fin y al cabo, la mayoría de partidos será contra rivales de Concacaf, simple y sencillamente, porque no hay más.

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