Fría, una decisión calculadora y fría para acabar con la Liga de Ascenso, la que —se supondría— fue creada hace 26 años para fortalecer a la Primera División con equipos sólidos que llegaran a ascender. Su nombre inicial fue Primera “A”, juntando a equipos de Segunda División; después se le cambió el nombre —en 2009—, a Liga de Ascenso. Hoy, solamente quedarán recuerdos de lo que fue un intento loable, pero que se fue prostituyendo conforme pasaron los años.
En enero fue el primer golpe mortal al comunicarles a los 12 equipos que forman la división menor que ninguno tenía derecho al ascenso a la Primera División, simplemente porque la empresa auditora en su resultados así lo establecía. Ernst & Young hizo una profunda revisión y los resultados fueron negativos para todos. Algunos equipos eran parte de grupos que ya tenían dos clubes en Primera División o recibían presupuesto del
Gobierno local. Ambos puntos están prohibidos para estar en la Liga MX.
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Por eso, nació el proyecto de una Liga de Desarrollo. Al cerrar el ascenso a Primera División y durante un lapso de cinco años, los equipos podrían sanearse económicamente y hacer proyectos deportivos serios, sin riesgos de papelones cuando suban a la Liga MX, como fue con los Lobos BUAP y el Veracruz.
La coyuntura del Covid-19 adelantó una decisión ya más que conocida. El primer paso era cancelar el torneo Clausura, del que quedaban tres jornadas en el torneo regular, más la Liguilla por el título. Un trofeo irrelevante e intrascendente, porque —al final— ninguno puede subir a la máxima categoría.
Se puso en la mesa una votación entre los 12. ¿Qué hacer?, ¿cancelar el torneo actual? A esto votaron a favor siete de los 12 equipos. Cinco, en contra.
Los que estuvieron a favor: Celaya, de Alan Achar; Tampico-Madero, de Grupo Orlegi (Alejandro Irarragori); Dorados, de Grupo Caliente (Jorgealberto Hank); Oaxaca, de Víctor Sánchez; Cafetaleros, de José Luis Orantes; Atlante, de RAG Capital Partners; y Zacatepec, de Víctor Arana.
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Los que estuvieron en contra: Cimarrones, de Juan Pablo Rojo; Mineros, de Grupo Pachuca (Jesús Martínez); Venados, de Rodolfo Rosas; Leones Negros, del Patronato de la Universidad de Guadalajara; y Correcaminos, del Gobierno de Tamaulipas.
Que dos de los tres equipos que tienen en Primera División a sus “hermanos mayores” hayan votado a favor de la cancelación del torneo es la lectura más clara de que la Liga de Desarrollo es un hecho, que el Ascenso ha muerto y el Covid-19 lo enterró por completo.
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