No hace mucho tiempo, en octubre de 2020, el árbitro Adalid Maganda , ya despedido del futbol mexicano, fue aislado y estuvo en observación, separado de los entrenamientos, y no pudo dirigir en ese momento partido alguno, debido a que fue a pitar un juego amateur en Ixtapaluca , por el que cobró seis mil pesos.
Hace un par de días, el exárbitro y analista en ESPN, Felipe Ramos Rizo , dio a conocer en su cuenta de Twitter , y más tarde en su columna en Récord, que César Ramos Palazuelos fue el silbante de un partido de la Copa Mariachi en la ciudad de Atlanta entre, obviamente, dos equipos amateurs. También ventiló a Erik Yair Miranda , quien fue árbitro en Irapuato de un juego también amateur del torneo Christian Zuriel Lemus Ramos . Este estupendo trabajo de Ramos Rizo evidencia las incongruencias de la Comisión de Arbitraje ; uno, fue despedido, los otros dos, premiados; el primero, para ir a Copa Oro , el segundo a Tokio 2020 .
Más allá de los riesgos sanitarios que conlleva acudir a este tipo de partidos, deberían ser separados y evaluados inmediatamente, si no estarán yendo en contra de sus propias políticas. El comunicado de octubre fue así: “ La Comisión de Árbitros informa que el árbitro Adalid Maganda permanecerá aislado en observación y separado de los entrenamientos, ya que, sin la autorización de dicha Comisión, pitó un partido amateur, sin las condiciones mínimas de cuidado especificadas en el protocolo sanitario ”. Hasta el momento de escribir esto, la Comisión callada, sin comunicación alguna.
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Maganda acusó, en su momento, a Arturo Brizio y a Jorge Gasso de que se refirieron a él cuando llegó a una reunión de silbantes: “¿Qué haces aquí, pinche negro?” , frase que detonó dimes y diretes entre unos y otros, hasta que Adalid fue despedido de la Comisión de Arbitraje . El primer gran pretexto que tuvieron fue que pitó sin autorización un partido de futbol amateur. Ramos Palazuelos y Miranda se han convertido en el brazo defensor de la Comisión , bajo el argumento de siempre estar de acuerdo y a favor de lo que quieren desde la cebra, una especie de “¿Qué hora es?” , y la contestación, “la que usted desee, señor” . Así, con amiguismo, lambisconería y sin aplicar las mismas sanciones, camina la Comisión de Arbitraje de nuestro país.
No porque no existan partidos de Primera División quiere decir que los silbantes puedan hacer lo que se les pega su reverenda gana,. Deben respetar protocolos, asumir compromisos de su profesionalismo y no quemarse en partidos llaneros, donde el único perjudicado es el propio arbitraje mexicano, que —si bien— está en decadencia absoluta, su imagen debería ser cuidada con mucho detenimiento.
Hoy son estos dos silbantes, gracias a videos que Ramos Rizo pudo obtener, pero cuántos más podrán ir por el verano pitándole al mejor postor. Una especie de prostitución arbitral que representa ganar dinero al precio que sea; al final, si se dan cuenta, no pasa nada, porque el amiguismo es parte de la vida diaria del arbitraje nacional.
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