La gran obligación del arbitraje mexicano es no repetir el papelón de los partidos de ida de la Liguilla .

La pésima aplicación del VAR , ridícula e inoperante en el partido de América vs Tigres debe ser un punto de inflexión.

Incluso Tigres debió hacer una reclamación formal y seria cuando le pararon el partido para la revisión de una jugada de rutina, cuando estaba en un mano a mano Luis Quiñones contra Guillermo Ochoa, lo que pudo significar enterrar las aspiraciones del equipo de Miguel Herrera.

Fue vergonzoso que Fernando Guerrero aceptara revisar la jugada previa, sin razón alguna, porque el fuera de lugar era claro, pese a la pésima aplicación del árbitro asistente que ni cuenta se había dado.

La crisis del arbitraje mexicano está afectando ahora sí, seriamente, a los equipos aspirantes al título. No hay garantías, la anarquía es evidente por parte de los centrales y decisiones como ésta pueden ser determinantes para levantar o no la copa de campeón.

Marco Antonio Ortiz como central y Quetzalli Alvarado como VAR en el León vs. Monarcas; Fernando Hernández y Gerardo Martínez Bravo, central y VAR respectivamente para el Gallos Blancos vs. Necaxa; el principal en el Santos vs. Monterrey será Luis Enrique Santander y el VAR Miguel Ángel Chacón, mientras que para el Tigres vs. América el central César Ramos Palazuelos y el VAR Ángel Monroy, tienen alta responsabilidad de que los cuartos de final mejoren en los partidos de vuelta, prohibido cometer estupideces y sobre todo, inventar jugadas y revisiones a destiempo.

La próxima semana en la reunión de dueños, además de desafiliar al Veracruz y escuchar quiénes son los compradores del Puebla, deberían ser enfáticos que el arbitraje así, no puede continuar.

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