Extrema preocupación existe en la industria del futbol. El hecho consumado de que un señor esté con una pistola en el interior de un palco del Estadio Azteca no es solamente la demostración de que no han hecho maldita la cosa para garantizar la seguridad en los estadios, sino una estampa que —además de bochornosa— muestra el peligro que conlleva asistir a un estadio. Normalizar este tipo de actos hará que los aficionados que valoran su vida no acudan, porque —al ver que un tipo entra con pistola— viene la pregunta: ¿Cuántos más podrán hacer lo mismo?
Al no existir castigo, al meter por debajo de la alfombra este lamentable incidente, normalizan la violencia y la ilegalidad. Primero, porque no es posible que exista tan bajo y mediocre control en la entrada a palcos, y después porque no es posible que las autoridades permitan que un hombre armado entre a un estadio.
En el Estadio Azteca, hemos sido testigos de que pasa de todo. Una explanada, la de Calzada de Tlalpan, llena de corrupción, con venta ilegal de mercancía del propio América. Pasando por puestos ambulantes, que se cuelgan de la luz de otros lados; la mayoría, de la tienda del propio club, que se encuentra a pasos de la entrada. Las autoridades de la Alcaldía Coyoacán se han hecho de la “vista gorda”.
En las entradas de los torniquetes le quitan las mamilas a las madres que llevan hijos pequeños, también los cinturones, los palitos de las banderas, pero dejan pasar a gente con alcohol, droga y cuchillos. Mucha gente, entre la plantilla y la suela de los tenis, mete de todo y los policías lo solapan. Ese es el Estadio Azteca , el que dejó el domingo que un hombre armado viera el futbol tan campante, amenazando a los aficionados del América con matarlos.
Este problema solamente se solucionará aceptándolo, no tapándolo. La Liga MX debe exigir castigos a las comisiones correspondientes, porque el comunicado de ayer es de risa, una burla a la inteligencia de los aficionados. “La Comisión Disciplinaria informa que, derivado de los acontecimientos presentados en el partido América vs. Universidad Nacional, se imponen multas económicas a ambos clubes y un aviso de veto al club América”, hasta ahí parecería que tomarían una decisión histórica, pero: “El aviso de veto es derivado de la invasión de una persona durante el partido, situación que pudo poner en riesgo la integridad y salud de jugadores e integrantes del cuerpo técnico. Además, tomando en cuenta la actual contingencia sanitaria, dicha invasión representa una flagrante violación a los protocolos sanitarios”. Consideraron más grave que un tipo se metiera al campo que un hombre estuviera armado.
Pero como entre ellos se tapan todo, entra la decisión de los futbolistas. Un gremio poco organizado y con altas envidias que debería unirse y exigir que los estadios donde juegan sean seguros, porque quién en su sano juicio va a querer ir a jugar con el riesgo de que hay hombres armados en las tribunas.
Detectores de metales son urgentes en todas las entradas... En todas, sin distinción de pobres y ricos. Hoy, el futbol no está seguro y el Estadio Azteca abrirá el jueves, con el beneplácito de todos los que hoy, en privado, están muy preocupados. Porque en público no se dice nada; es más, no pasó nada para ellos.
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