Hasta no ver, no creer. Es la máxima que aplica a los dueños de clubes del futbol mexicano, cuando se establecen pactos de apoyo a cualquier proyecto. De entrada, la palabra “pacto” genera ruido por las marcadas diferencias que existen. No hay garantías de que los acuerdos se respeten, porque ellos mismos los quebrantan; entonces, hasta no verlos en marcha, podemos entregar el beneficio de la duda.
Ante la cercanía de la próxima Copa del Mundo, los dueños de equipos se pusieron serios con la Selección Mexicana, porque no quieren un ridículo que les origine pérdidas millonarias.
El “Plan Deportivo” que les presentó Javier Aguirre fue aprobado por unanimidad (suena compleja la palabra, hasta entre ellos).
Les gustó de “dientes para afuera”, porque una de las peticiones es jugar la Liguilla previa al Mundial sin seleccionados.
Son cinco puntos estratégicos en el proyecto del Vasco: Que le entreguen a los jugadores seis semanas y media antes de comenzar el torneo, sin seleccionados la Liguilla del Clausura 2026, jugar dos partidos en enero (sin afectar el desarrollo de la Liga), dos campamentos para entrenar con los futbolistas (uno en 2025 y otro en 2026) y destruir el Play-In en 2026.
Suena lógico todo lo anterior, justo por la preparación que debe tener el equipo para evitar una actuación grotesca, fallida, en nuestra Copa del Mundo. Los dueños ya empeñaron su palabra y ahora se van a tener que aguantar, les guste o no. Hasta no ver, no creer, porque pueden encontrar lagunas en este compromiso para no prestar a ciertos jugadores o ceder los menos posibles... Una vacilada.
Ojalá que cumplan, porque —por encima de una buena participación en el Mundial— están sus intereses y en esos luego no aparece la Selección Nacional.
@elmagazo