México requiere hacer únicamente lo necesario para ganarle a Venezuela y apartar su lugar en los cuartos de final de la Copa América.
No requiere ser brillante, ni espectacular, porque no sabe y terminaría muy mal el partido. Molesta simplemente pensarlo, pero estamos en tiempos de ganar como sea.
No le pidamos mucho a la Selección Mexicana, porque todavía está lejos de las altas exigencias.
Los venezolanos serán un muy buen rival para nuestro equipo, son un parámetro importante para medir qué tan preparados andan Jaime Lozano y sus muchachos para colocarse (y terminar) como los primeros del Grupo.
La lesión de Edson Álvarez obliga a modificar una sola pieza en el mediocampo, nada más; no hay por qué confeccionar otros cambios o rotaciones por el simple hecho de hacerlos.
Luis Romo cumplió frente a Jamaica, seguro estará en el 11 inicial contra la Vinotinto... Hasta ahí, no más.
Ahora, ya no se sabe qué pueda pasar con las decisiones del entrenador cuando le tiene que dar gusto a los que “sugirieron” la cuestionada renovación generacional.
En esta segunda presentación de la Copa América, México por lo menos debe generarle una opción de gol a Santiago Giménez, y la debe aprovechar para aligerar la presión.
Es increíble cómo transcurren los minutos y el delantero del Feyenoord no pesa en los partidos, pasa inadvertido y tristemente tiene que ir a comer banca.
Todos precisan hacer un partido inteligente, serio, efectivo, para no llegar al tercer y definitivo juego contra Ecuador desesperados por clasificar.
No está de más recordar que si México queda segundo de su grupo, jugaría contra el primero del sector A en la siguiente etapa, que —si no ocurre nada extraño— sería Argentina.
Vale entonces la pena esforzarse para evitar al campeón del mundo y defensor del título en los cuartos de final.
