Mucho está en juego para la Selección Mexicana en su regreso a la actividad, en este 2024: Ganar la Nations League y ser semifinalista en la Copa América, son sus obligaciones.

No hay forma de eludir estas responsabilidades, su deber es cumplir los objetivos trazados.

Es sumamente importante hacerse cargo de los compromisos adquiridos, para evitar una nueva crisis, otro caos en el futbol mexicano.

Jaime Lozano, su cuerpo técnico y todo lo que han puesto a su alcance para mantenerlo como entrenador, requieren encontrar la estrategia adecuada para eludir el final del ciclo con la Selección.

Hablemos del torneo de la Concacaf, ya de la Copa América habrá tiempo suficiente.

El ahora famoso Final Four representa el primer gran escenario para México, porque —de entrada— precisa vencer a Panamá, uno de los equipos que más crecimiento ha tenido en el área y el cual le complicó la vida en la final de la Copa Oro del año pasado.

Si avanza, tendrá que medirse —seguramente— a Estados Unidos, que —en teoría— no debe tener demasiados problemas para superar a los jamaicanos.

Sorprende, y hasta coraje da decirlo, pero la Selección Mexicana no es la favorita para ganar este torneo de la Concacaf.

Llega al evento como el peor clasificado de los cuatro contendientes, resultado de la sufrida eliminatoria contra Honduras hace cuatro meses.

Nuestra Selección, lamentablemente, tiene que ver hacia arriba a Estados Unidos, porque es el campeón, porque ha convocado a su plantilla estelar (21 de los 23 llamados juegan en el extranjero) y los estadounidenses son los candidatos más fuertes para triunfar y conseguir el tricampeonato.

Tremendo reto para México, espero tenga el coraje para dominarlo.

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