Basta de tolerar indisciplinas de Efraín Juárez. Alguien debe frenar estos aberrantes actos, indignos de un personaje que está al frente del club que representa a la Máxima Casa de Estudios. Ya es suficiente lo que ha hecho, no es la imagen que se necesita para el entrenador de la UNAM. Sus malas acciones ya son una constante.
No es lo mismo tener un carácter fuerte que ser un bravucón.
Es forzoso que la directiva llame al técnico y le exija, por las buenas o por las malas, que cambie sus formas de dirigirse a los árbitros y rivales. Con sus jugadores puede hacer lo que quiera, ellos que le aguanten sus desplantes.
La percepción que se tiene de Efraín Juárez es que llega a la banca después de haber pasado un buen rato con la afición más violenta del club, se contagia y termina siendo un barra brava con derechos en el campo.
No es para reconocerle que su equipo es sumamente combativo en el campo, para nada; al contrario, es vergonzoso que los Pumas sean los más indisciplinados de la Liga. ¿Cómo no lo van a ser si el líder de la manada les pone el ejemplo? Es increíble que no le hayan puesto un alto desde antes, le dejaron hacer lo que se le pegaba la gana.
Juárez, a partir de ya, debe dedicarse a trabajar para cumplir lo que prometió en su proyecto; dejar a un lado las tonterías que ha cometido, para establecerse como un entrenador maduro y capaz de llevar al Club Universidad a pelear por un título.
Hasta hoy, muchas palabras, poca autocrítica; demasiada rebeldía y escaso futbol.
Sería bueno que contratara a un especialista para limpiar su dañada imagen. Juárez aún está a tiempo de corregir su camino; ahora, si no lo quiere hacer, que se vaya. Tan simple y sencillo, para terminar con la enfermedad.
@elmagazo