Reciclajes, sorpresas, conflictos, cambios, dudas y mucho más presenta el primer semestre del nuevo año en el futbol mexicano. No se puede comenzar de una manera decente, porque siempre hay algo que altera el ecosistema. Es increíble que no se corten malos hábitos.
Ni hablar, es lo que tenemos y así les gusta vivir. De otra forma, sería una Liga de primer mundo, digna de conocerse en más países, con un progreso constante y sostenido. Aplica la molesta frase de “estamos en México”.
El Cruz Azul y las Chivas armaron una fiesta. Entre el interés de los celestes por Jesús Orozco Chiquete y la exigencia del Guadalajara por los pagos, se robaron la atención.
El deseo de La Máquina por un chico valuado en 11 millones de dólares tomó todo el protagonismo; por si fuera poco, Luis Romo llegó a la conversación, debido a que entraba en la operación del central o era una negociación aparte. No ha quedado claro.
La Máquina siguió en boca de todos por su mudanza. Se acabó el romance, la relación con el estadio Azul o de la Ciudad de los Deportes, porque no quisieron pagar el aumento en la renta de un inmueble realmente rebasado en todos los sentidos.
Los celestes, en este 2025, jugarán de locales en el estadio de Ciudad Universitaria. Los Pumas les darán cobijo y luego regresarán —en 2026— al remodelado Azteca.
La directiva azul arregló con el Patronato, Rectoría y el Club Universidad el contrato.
El dinero por el alquiler será destinado a los alumnos de la UNAM, para sus becas, y la mejora de las instalaciones de CU y el propio estadio.
El equipo celeste tendrá, otra vez, las miradas encima. El histórico torneo Apertura pasado debe impactar en este Clausura, para confirmar los avances del técnico Martín Anselmi y su gente.
Siempre se le exige el título a los grandes, y más que nunca el Cruz Azul tiene la obligación de ser campeón. Veremos si resiste las presiones.
@elmagazo
