Las Chivas van por esos caminos rocosos, intransitables, dolorosos, desde hace tiempo.

El club dista mucho de aquellos tiempos de gloria, títulos y protagonismo; vive estancado en la medianía.

Es increíble la cantidad de técnicos, jugadores y directivos que han circulado por la institución y no hay grandes cambios; al contrario, las cosas empeoran.

Los millones de dólares invertidos no se reflejan en campeonatos, se han tirado a la basura, en el mejor de los casos.

La visión que se tiene del Guadalajara es de abandono, falta de interés, completa desatención.

Todo lo humanamente posible por rescatar al equipo ha sido un fracaso.

El presente de las Chivas desalienta, destruye la pasión de sus aficionados. Los españoles encargados de construir la fortaleza rojiblanca no saben todavía por dónde empezar, le han fallado al dueño, que peca de ausente.

El rumbo es incierto en los dos torneos que se compite.

El plantel —en apariencia— es muy bueno para competir, pero no se han dado cuenta ni los del cuerpo técnico, ni los propios futbolistas; se percibe un ambiente raro al interior.

Óscar García, el entrenador español, no puede sacudirse los aires de charlatán y vende humo.

Está vigente el discurso engañabobos para validar su contratación: “No sé si son conscientes de lo que es Chivas en el mundo; en Europa, es conocido como Real Madrid o Barcelona. De la grandeza de este club, la identidad. Cuando me llamó Juan Carlos [Martínez], me sentí el hombre más afortunado del mundo. Es como entrenar al Barça o Real Madrid. Con eso lo resumo todo”.

Chivas tiene lo que se merece, no hay argumento que lo debata.

Ojalá que el dueño se decida pronto a dar ese famoso golpe de autoridad que le permita resurgir al Club Guadalajara.

@elmagazo

Únete a nuestro canal ¡EL UNIVERSAL ya está en Whatsapp!, desde tu dispositivo móvil entérate de las noticias más relevantes del día, artículos de opinión, entretenimiento, tendencias y más.

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Comentarios