La Universidad ha sido el camino ideal a seguir en mi vida. Mi primer contacto con la UNAM se dio durante mi ingreso al CCH plantel Naucalpan. Posteriormente, mi interés por el montañismo influyó mucho en mi decisión de estudiar Ingeniería Geológica en la Facultad de Ingeniería (FI).

La vida universitaria fue muy entretenida, con frecuentes prácticas de campo y trabajo de laboratorio que complementaban las clases, las cuales fueron impartidas por profesores calificados que siempre me motivaron para alcanzar una preparación académica de primer nivel. Por esos tiempos, me incorporé al equipo de montañismo de la Facultad, en el cual logré ascensiones a las cimas de los principales volcanes nevados de México, lo cual afianzó mi interés por los volcanes, que culminó con el estudio del Popocatépetl como parte de mi tesis de licenciatura.

A la par, empecé a trabajar como ayudante de profesor en la FI y luego como profesor de asigna tura. Poco después, realicé mi servicio social en el Instituto de Geología (IG) y ahí empezó mi vínculo con la investigación científica. Posteriormente, realicé mi maestría en la FI, en el área de recursos energéticos (Geotermia) y trabajé como técnico académico en el IG. Mi continuidad en el IG dependía de poseer el grado de doctor, pero como en ese tiempo no había oportunidad de estudiar Vulcanología en México, yo, al igual que otros compañeros, optamos por estudiar en el extranjero, conformando así una generación que ahora constituye un grupo sólido en esa disciplina. Al término de mis estudios de doctorado en la Universidad Tecnológica de Michigan (EUA), la UNAM me abrió nuevamente sus puertas para ingresar al IG como investigador asociado. Mi trabajo ha consistido en entender cómo funcionan los volcanes, cuál ha sido su origen y cómo ha sido su historia eruptiva, y aplicar ese conocimiento para evaluar, sus potenciales peligros y potencial geotérmico.

Con la creación del campus Juriquilla, me incorporé al grupo pionero que integró la Unidad de Investigación en Ciencias de la Tierra, antecedente del Centro de Geociencias (CGEO), fundado en 2002. Posteriormente, tuve la fortuna de haber sido designado por el entonces rector, doctor José Narro Robles, como director del CGEO, lo cual me dio la oportunidad de conocer con mayor profundidad a la UNAM, su liderazgo, su contribución al desarrollo del país y los grandes esfuerzos que se hacen para consolidarse como una de las mejores universidades de Latinoamérica y del mundo. Durante ese tiempo (2010-2018), tuve un acercamiento muy importante con el Capítulo Querétaro de Fundación UNAM, encabezado por el doctor Enrique Burgos, donde pude apreciar el arduo trabajo que se desarrolla en la entidad queretana. Las tareas que coordina la Fundación UNAM son diversas, aunque están principalmente enfocadas a la promoción de proyectos de investigación, al fortalecimiento de la infraestructura del sector salud en la región, al apoyo a estudiantes de escasos recursos a través de programas de becas y al fomento de actividades culturales y educativas, que han tenido un fuerte impacto en la comunidad queretana. Por todo lo que la UNAM ofrece, es justo ahora aportar un poco de lo mucho que hemos recibido, para dar continuidad a los diversos programas que Fundación UNAM desarrolla para beneficio de la Universidad y del país.

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Investigador del Centro de Geociencias, UNAM Campus Juriquilla

 

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