El pasado lunes 21 de marzo el presidente López inauguró una de sus obras insignia, el aeropuerto Felipe Ángeles (AIFA).
La inauguración cumplió con todas las características típicas de una evento organizado por esta administración: desde la voluntaria participación de muchos de los seguidores del popularísimo López que pudieron vitorear “sí se pudo”; hasta la de aquellos que fueron acarreados para sumarse a la porra en favor del presidente y que bailaron al son de “me canso ganso”, que sirvieron para ser entrevistados y declaraban estar ahí porque volarían a Miami -cuando el AIFA no cuenta con vuelos a los EEUU-, pasando por aquellos que afirmaban haber llegado muy fácilmente a dichas instalaciones; hasta vendedores ambulantes informales, curiosos y críticos de esta administración.
Más allá de los espectáculos a los que esta administración nos ha acostumbrado, lo cierto es que el AIFA se inauguró sin estar terminado -según la misma SEDENA el Felipe Ángeles estará plenamente concluido en 30 años- y sin contar con las vías de comunicación y sistemas de transporte colectivo que el gobierno federal prometió para asegurar traslados veloces y seguros desde Ciudad de México.
Este tema no es menor, el ex aeropuerto militar de Santa Lucía hoy AIFA se encuentra en el municipio de Zumpango que en 2021 ocupó el tercer lugar a nivel nacional en robo con violencia y lesiones dolosas y que este año (en el periodo enero-febrero) se posiciona como el peor municipio del país en dichos delitos.
Los lamentables datos no se limitan al robo con violencia y a las lesiones dolosos; el año pasado Zumpango ocupó el noveno lugar a nivel nacional en secuestro y extorsión; el 13 en robo a transeúnte; el 19 en robo en transporte público; el 23 en violación; el 25 en robo a negocio; el 37 en trata de personas; el 62 en homicidio doloso.
En 2022 todos los delitos -a excepción del robo de vehículo- han creciendo, tan sólo en el primer bimestre el municipio de Zumpango, es el décimo peor municipio de todo México en robo a transeúnte; el 13 peor en extorsión y robo a casa habitación; el 17 peor en transporte público; el 22 peor en feminicidio; el 24 peor en robo a negocio; el 32 peor en homicidio doloso; el 43 peor en robo de vehículo; el 68 peor en violación.
Es decir, el AIFA, la “gran obra de este gobierno”, el aeropuerto que debía solucionar la saturación del aeropuerto Benito Juárez, que debía sustituir al aeropuerto de Texcoco (NAIM) -que era la mayor obra de infraestructura del continente; que con su operación lograría arrebatarle a Panamá el liderazgo como Hub aeroportuario de América Latina- y que hasta el momento ha costado entre todo más de 400 mil millones de pesos, el doble casi de lo que hubiese costado el NAIM, está situado en el municipio más peligroso del país por robo con violencia y lesiones dolosas y uno de los más peligrosos por robo a transeúnte, en transporte público, homicidios, feminicidios y violaciones.
López gastó 400 mil millones de pesos de todos los mexicanos para tener un aeropuerto con sólo 8 vuelos diarios -uno menos que el aeropuerto de Zacatecas- que no resuelve en lo absolutos los problemas de conectividad del país, sin vías de acceso ni transporte público de calidad, en el municipio que concentra más robos con violencia y lesiones dolosas del país.
Para poner en contexto qué representan 400 mil millones de pesos podemos tomar el presupuesto total para la seguridad y justicia del país. En México destinamos en 2021 casi 307 mil millones de pesos a la prevención y persecución del delito, a todas las policías estatales y municipales, a las procuradurías y fiscalías estatales y federal, a la Guardia Nacional, al Ejercito y Marina en labores de seguridad, a los penales de todo el país, así como a comisiones y procuradurías de derechos humanos. Es decir el AIFA costó un 30% más que el esfuerzo que hizo el Estado por intentar frenar delitos y violencia.
Dudo que en breve la federación y el Estado de México logren construir una estrategia que mitigue estos graves riesgos para los mexicanos que viven, transitan o se dirigen al AIFA.
López le hizo un gran regalo a los delincuentes locales: les puso a disposición, en el municipio con más robos con violencia del país, nuevas víctimas que, además, se trasladan con más dinero y pertenencias que las víctimas que acostumbraban asaltar.
Esperemos que el próximo gobierno sea serio, profesional y leal con los mexicanos, que opte por retomar la construcción de un aeropuerto de clase mundial, un aeropuerto a la altura de uno de los 20 países más desarrollados del mundo, un aeropuerto que ayude a mejorar la economía de las familias mexicana e impulse un mayor bienestar para todos.
Mi deseo es que los que se dirijan al AIFA lo hagan con todas las precauciones necesarias, afortunadamente, su casi nula actividad, expone a pocos mexicanos a tal riesgo.
Lo más probable es que el AIFA se quede como el aeropuerto para aquellos que vayan a Hidalgo, lo que es una excelente noticia para quienes quieran ir a comer escamoles, barbacoa o jabalí, tal y como lo recomendó el gobernador Fayad en su participación el día de la inauguración.
Lástima que este capricho haya costado más de un 30% del total de lo que el país se gasta para seguridad y justicia y nos haya hecho perder la oportunidad de ser un destino de inversión y desarrollo más atractivo para el mundo.
La inauguración cumplió con todas las características típicas de una evento organizado por esta administración: desde la voluntaria participación de muchos de los seguidores del popularísimo López que pudieron vitorear “sí se pudo”; hasta la de aquellos que fueron acarreados para sumarse a la porra en favor del presidente y que bailaron al son de “me canso ganso”, que sirvieron para ser entrevistados y declaraban estar ahí porque volarían a Miami -cuando el AIFA no cuenta con vuelos a los EEUU-, pasando por aquellos que afirmaban haber llegado muy fácilmente a dichas instalaciones; hasta vendedores ambulantes informales, curiosos y críticos de esta administración.
Más allá de los espectáculos a los que esta administración nos ha acostumbrado, lo cierto es que el AIFA se inauguró sin estar terminado -según la misma SEDENA el Felipe Ángeles estará plenamente concluido en 30 años- y sin contar con las vías de comunicación y sistemas de transporte colectivo que el gobierno federal prometió para asegurar traslados veloces y seguros desde Ciudad de México.
Este tema no es menor, el ex aeropuerto militar de Santa Lucía hoy AIFA se encuentra en el municipio de Zumpango que en 2021 ocupó el tercer lugar a nivel nacional en robo con violencia y lesiones dolosas y que este año (en el periodo enero-febrero) se posiciona como el peor municipio del país en dichos delitos.
Los lamentables datos no se limitan al robo con violencia y a las lesiones dolosos; el año pasado Zumpango ocupó el noveno lugar a nivel nacional en secuestro y extorsión; el 13 en robo a transeúnte; el 19 en robo en transporte público; el 23 en violación; el 25 en robo a negocio; el 37 en trata de personas; el 62 en homicidio doloso.
En 2022 todos los delitos -a excepción del robo de vehículo- han creciendo, tan sólo en el primer bimestre el municipio de Zumpango, es el décimo peor municipio de todo México en robo a transeúnte; el 13 peor en extorsión y robo a casa habitación; el 17 peor en transporte público; el 22 peor en feminicidio; el 24 peor en robo a negocio; el 32 peor en homicidio doloso; el 43 peor en robo de vehículo; el 68 peor en violación.
Es decir, el AIFA, la “gran obra de este gobierno”, el aeropuerto que debía solucionar la saturación del aeropuerto Benito Juárez, que debía sustituir al aeropuerto de Texcoco (NAIM) -que era la mayor obra de infraestructura del continente; que con su operación lograría arrebatarle a Panamá el liderazgo como Hub aeroportuario de América Latina- y que hasta el momento ha costado entre todo más de 400 mil millones de pesos, el doble casi de lo que hubiese costado el NAIM, está situado en el municipio más peligroso del país por robo con violencia y lesiones dolosas y uno de los más peligrosos por robo a transeúnte, en transporte público, homicidios, feminicidios y violaciones.
López gastó 400 mil millones de pesos de todos los mexicanos para tener un aeropuerto con sólo 8 vuelos diarios -uno menos que el aeropuerto de Zacatecas- que no resuelve en lo absolutos los problemas de conectividad del país, sin vías de acceso ni transporte público de calidad, en el municipio que concentra más robos con violencia y lesiones dolosas del país.
Para poner en contexto qué representan 400 mil millones de pesos podemos tomar el presupuesto total para la seguridad y justicia del país. En México destinamos en 2021 casi 307 mil millones de pesos a la prevención y persecución del delito, a todas las policías estatales y municipales, a las procuradurías y fiscalías estatales y federal, a la Guardia Nacional, al Ejercito y Marina en labores de seguridad, a los penales de todo el país, así como a comisiones y procuradurías de derechos humanos. Es decir el AIFA costó un 30% más que el esfuerzo que hizo el Estado por intentar frenar delitos y violencia.
Dudo que en breve la federación y el Estado de México logren construir una estrategia que mitigue estos graves riesgos para los mexicanos que viven, transitan o se dirigen al AIFA.
López le hizo un gran regalo a los delincuentes locales: les puso a disposición, en el municipio con más robos con violencia del país, nuevas víctimas que, además, se trasladan con más dinero y pertenencias que las víctimas que acostumbraban asaltar.
Esperemos que el próximo gobierno sea serio, profesional y leal con los mexicanos, que opte por retomar la construcción de un aeropuerto de clase mundial, un aeropuerto a la altura de uno de los 20 países más desarrollados del mundo, un aeropuerto que ayude a mejorar la economía de las familias mexicana e impulse un mayor bienestar para todos.
Mi deseo es que los que se dirijan al AIFA lo hagan con todas las precauciones necesarias, afortunadamente, su casi nula actividad, expone a pocos mexicanos a tal riesgo.
Lo más probable es que el AIFA se quede como el aeropuerto para aquellos que vayan a Hidalgo, lo que es una excelente noticia para quienes quieran ir a comer escamoles, barbacoa o jabalí, tal y como lo recomendó el gobernador Fayad en su participación el día de la inauguración.
Lástima que este capricho haya costado más de un 30% del total de lo que el país se gasta para seguridad y justicia y nos haya hecho perder la oportunidad de ser un destino de inversión y desarrollo más atractivo para el mundo.
Director del Observatorio Nacional Ciudadano
@frarivasCoL
@frarivasCoL