Los últimos tres años han sido los más violentos de la historia para las mujeres mexicanas. Tan sólo 2021 es el año con la mayor tasa de víctimas de feminicidio, de violación, de violencia familiar, de mujeres víctimas de lesiones dolosas, de extorsión y trata de personas de la historia de nuestro país.

Pese a que la violencia de género pone en riesgo al 50% de la población mexicana, no hay en marcha una política pública que atienda las causas de este fenómeno, que intente reducirlo, que rescate a las víctimas y sancione con oportunidad a los victimarios.

Es cierto que combatir la violencia física, psicológica, sexual o económica que se ejerce en contra de niñas, adolescentes y mujeres es muy difícil, sus profundas raíces culturales, el que por lo general estos delitos ocurran en el espacio privado de las personas, que la violencia de género sea tan normalizada, complica la eficacia de políticas públicas en materia.

Además, a diferencia de otros delitos, aquellos que se cometen por razón de género no se concentran en algún perfil socioeconómico, educativo o geográfico. Cualquier mujer es una víctima potencial, independientemente de su edad, su formación o donde viva.

Por ejemplo, a nivel nacional el feminicidio se dispersa en todas las entidades, sin seguir una lógica regional. En 2021 Sonora fue la entidad con la mayor tasa de víctimas de este delito, seguida de Quintana Roo y Sinaloa.

De manera similar, el delito de violación -el delito que más creció el año pasado-, se manifiesta a lo largo del país. Las tres peores entidades fueron Quintana Roo, Guerrero y Chihuahua respectivamente.

Lo mismo ocurre con otros delitos donde la mujer es la víctima principal, las entidades con la mayor tasa de violencia familiar son Colima, Ciudad de México y Nuevo León; en materia de trata de personas Baja California, Nuevo León y Estado de México ocupan los tres primeros lugares.

Si bien la pandemia por COVID 19 aceleró el crecimiento de todos estos delitos, la tendencia de crecimiento era previa.

Dada su origen histórico y cultural, la violencia en contra de las mujeres debe ser atendido precisamente desde la educación, desde las comunidades.

Sin embargo, las autoridades prácticamente lo único que hacen es descargar la responsabilidad en la prevención y el combate a este delito en el aparato de seguridad y justicia; un grave error si consideramos que (a) la prevención del delito rara vez ocurre en nuestro país, los policías y los ministerios públicos atienden casi exclusivamente delitos consumados y (b) los delitos que llegan a una sanción son mínimos, la impunidad en nuestro país supera el 99% de los casos.

Dicho de otra manera, si descansamos la responsabilidad de combatir este fenómeno en las autoridades de seguridad y justicia significa querer esperar a que una víctima denuncie la violencia física, sexual, psicológica o económica que ya vivió, o -aún peor- la ocurrencia de un feminicidio.

Si en realidad se busca combatir la violencia en contra de niñas, adolescentes y mujeres adultas, es imperativo que los sectores educativo, social, de salud, las comunidades, la sociedad civil, los credos religiosos y las empresas nos unamos.

Por ello el Observatorio Nacional Ciudadano hemos unido esfuerzo con el sector empresarial y educativo del país.

Este 8 de marzo, en que recurre el Día Internacional de la Mujer, arrancaremos un programa de largo aliento para:

1. Sensibilizar a la población en general de la importancia de detectar tempranamente los signos de la violencia en contra de niñas y mujeres;

2. Socializar qué significa la violencia de género y las estrategias de salvaguarda de las mujeres;

3. Capacitar a las áreas de recursos humanos para detectar tempranamente a las víctimas y

4. Acercar el apoyo legal y psicológico (gratuito) del área de atención a víctimas del ONC.

Una niña, una mujer que son víctimas de la violencia a veces carecen de información sobre a dónde y a quién recurrir; por lo general desconfían de la autoridad y frecuentemente el temor por su seguridad y la de sus hijas e hijos, las paraliza.

Al mismo tiempo, muchas mujeres y muchos hombres fueron educados en una cultura machista, de abusos, donde el ejercicio de la violencia se considera normal.

Resignificar la ocurrencia de hechos violentos en el hogar, la escuela, el lugar de trabajo, puede salvar vidas.

Por ello, es importante detectar esos signos que pueden indicar que una mujer está siendo violentada, para brindarle el apoyo que necesita, antes que suceda una fatalidad.

El silencio, el desinterés de familiares, comunidades o autoridades mantiene vivo el problema.

De la misma manera, la reproducción de políticas públicas que se han mostrado ineficaces, la negación y las mentiras acerca del problema, hacen cómplices a los servidores públicos de la violencia contra cualquier mujer.

En particular, que la federación haya desmantelado el aparato de instituciones que permitían la protección de las mujeres, que haya vulnerado las ya muy limitadas capacidades de entidades y municipios con recortes presupuestales sin sentido, que siga ignorando el tema o desinformando, significa querer ser parte del problema.

En especial, que el presidente de la República rechace reunirse con los colectivos feministas y las activistas de este tema o las llame conservadoras, lo hace responsable de la violencia que viven las mexicanas.

De manera similar, cuando cada mes la secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana, Rosa Rodríguez miente acerca de los datos oficiales de estos delitos -por ejemplo el pasado 21 de febrero Rodríguez afirmó que el feminicidio ha bajado 15% en esta administración cuando, según sus mismos datos oficiales, ha crecido más de 17%- se vuelve cómplice de las fallas de un sistema e impide que la situación mejore.

Desde el ONC te invitamos a ti, autoridad municipal, estatal o federal a unirte a este fundamental esfuerzo; a ti empresa, medio de comunicación, artistas, celebridades a poner tu grano de arena. En la página del ONC podrás encontrar videos con recomendaciones específicas para salvar la vida e integridad de las mujeres, te invitamos a verlos y a compartirlos.

México jamás podrá ser un país seguro, justo y próspero sin mujeres libres de violencia psicológica, física, sexual o económica. Todos somos corresponsables, es tarea de todos evitar que más niñas o mujeres sean abandonadas por su comunidad a la violencia. El momento para actuar es este.

Director del Observatorio Nacional Ciudadano.
@frarivasCoL 

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