Llegó el día y silenciosa sonó en mi cabeza la incierta pregunta: “¿Qué será de mí en cuatro años?”, cuando —de pronto— me descubrí sentado frente al televisor, otra vez, viendo el Mundial. Todavía me tocó ver el de Rusia con mi papá, quien hoy ya sólo existe a través de las sensaciones y los recuerdos.

Los Mundiales son puntos de referencia en la vida de muchas personas, que nos ayudan a rememorar no sólo dónde estábamos en determinada época, sino quiénes éramos. Me acuerdo allá en 2002, cuando por vez primera vez dos países —Japón y Corea del Sur— albergaron la Copa del Mundo. Yo estudiaba mi maestría en Ciencias Penales y Criminología en Madrid, España, todavía como abogado, y todos los partidos los vi en un bar que los mexicanos adoptamos de sede cerca de la Puerta de Alcalá.

Para la siguiente edición, la de 2006 en Alemania, mi amigo Charlie Mañón (qepd) me había dado la oportunidad de probarme como copy creativo en su agencia de publicidad y, cuando jugaba la Selección, poníamos la televisión en la sala de juntas o abajo en su departamento. Lourdes —su esposa— nos sacaba papas, cacahuates y hasta cervezas. Fue ahí, en ese nuevo escenario, donde comencé a hacerme la pregunta: “¿Qué será de mí en cuatro años?”.

Si bien, los Mundiales son canchas llenas de recuerdos, también son recordatorios de que el tiempo pasa. En 2022, por lo menos mi historia ya no se trata solamente del joven que disfrutaba los partidos en los bares. Ahora somos varios y, conforme Lewandowski perfilaba su tiro al arco y Ochoa lo fintaba, me puse a pensar cómo estarían viviendo mis hijos ese mismo instante en la escuela, entre una muchedumbre de niños que a su corta edad ya se mece los cabellos por una mezcla de amor a la pelota y a su patria. Entonces, volví a preguntarme: “¿Y qué será de nosotros en cuatro años?”.

Cada cuatro años, el futbol se convierte en un paraje que nos permite detenernos para mirar atrás y, a su vez, en una especie de mirador desde el que podemos proyectar nuestros siguientes pasos, pues una pregunta tan importante como la de nuestro devenir no se la podemos dejar en exclusiva a la incertidumbre.

Estoy en Facebook, Instagram y Twitter como @FJKoloffon

Google News

TEMAS RELACIONADOS