Hablemos de los que se quedan fuera. De quienes no son incluidos en una lista, de aquellos que no son convocados al gran evento. De los que son excluidos de grupos selectos, de esos a los que no les dan acceso, de los descartados, de los que les hacen el feo.
¿Quién no ha sido uno? A todos nos han dejado de considerar quién sabe cuántas veces para no sé cuántas cosas.
Sabemos lo que se siente que nos marginen de la fiesta de la escuela, que nadie nos haya invitado de pareja a una graduación, o a la comida de tus propios amigos. Al viaje al que todos fueron y tú no, porque eres un apestado.
Es triste y cruel cuando prescinden de ti, más si eres niño o un joven imberbe. Mi mamá no lo decía, pero yo alcanzaba a percibir en su rostro sus ganas de ir a golpear a quien por cualquier razón no nos invitaba a mis hermanos o a mí a su fiesta infantil. “Idiotas, especialmente sus padres, que se los permiten”, de repente la escuchaba quejarse con mi padre, a quien también resultaba fácil notarle el coraje si lo conocías.
Ahora que yo soy papá —y que de pronto algún idiota, parecido a esos a los que se refería mi madre, no invita a mis hijos—, me pregunto cuánto le habrá dolido al Chaco Giménez que no incluyeran a Santiago en la lista final para el Mundial. O a los papás de Lainez y al propio examericanista, tan aguerrido.
Debe lastimar horrores, especialmente cuando lo merecías, o si sabes que tenías cierto derecho a asistir. Pero así es la vida; llámense los tiempos de Dios o aléguese que las cosas son por algo, poco queda más que quejarse.
Lo curioso es el caso de los que se quedan fuera no por falta de invitación, sino por infortunios, como el Tecatito, cuyo lugar estaba asegurado.
¿A quién debemos achacarle esas desgracias, al Padre Celestial o al destino maldito?, ¿o qué decir de los rebeldes incorregibles, como el impresentable de Carlos Vela? Todo mundo soñando con ir a Qatar y el tipo, dicen, pensando en el básquet. Me cae bien, la verdad. Algo sabe, no lo deslumbra Medio Oriente ni Europa, él simplemente está en su lugar.
Qué aburrido se me ha vuelto el futbol y los grandes espectáculos. ¿Quién irá a cantar en la inauguración?Probablemente, uno de tantos que ponen en las fiestas hoy día, a las que —si fuera adolescente— quizá preferiría quedarme fuera, porque no aparece mi nombre en la lista.
Esta columna va dedicada, este martes en particular, a los relegados (Chícharo incluido, en esta lista de los no incluidos).
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