En repetidas ocasiones, a pesar de la senda paliza que recibía Kansas City a manos de los Eagles de Filadelfia, los locutores no dejaban de insistir en la posibilidad de la remontada histórica, cada que salía al campo la ofensiva de los Chiefs y la cámara enfocaba a Patrick Mahomes, su célebre quarterback.

Aunque el domingo lucía contrariado, millones de personas que deseábamos ver un Super Bowl de antología, teníamos puestas nuestras esperanzas en él.

Quién no desea ser testigo de un juego que, de lo bueno, perdure para siempre en su memoria. Recuerdo cómo, de niño, imploraba a las deidades deportivas de mi imaginación que la final de lo que me tocase ver, resultara entretenida. De soccer, de americano, de tenis... De lo que fuera.

Sin embargo, esta vez no fue así, y desde el primer cuarto todo apuntaba a una masacre, a uno de aquellos partidos que me desilusionaban en mi infancia, juegos tan desequilibrados que, a pesar de tanta anotación, perdían su atractivo.

Los seres humanos, cuando menos yo y todos los que vivimos en mi cabeza, somos muy dados a empatizar con quien tiene los momios en contra, a irle al que no la tiene fácil, a apoyar al sometido, al sobajado.

Nos gusta presenciar hazañas, epopeyas, remontadas épicas, volteretas históricas.

Patrick Mahomes ya se había vestido —en ediciones pasadas— de héroe, pero este fin de semana sufrió el peor descalabro de su carrera y, cuando menos hasta el tercer cuarto, quienes no éramos aficionados de prosapia de los Chiefs guardábamos un poco de ilusión de que algo extraordinario sucediera y las cosas se emparejaran.

Últimamente, me ha tocado escribir sobre la vida de distintos clientes que, después de haber sido golpeados en sus negocios y sus vidas personales por el destino, consiguieron levantarse, y no una, sino en distintas ocasiones y contra todo pronóstico de palizas realmente inclementes.

Siempre es inspirador que la gente vuelva a la pelea, que se levante de la lona, que nos demuestre cómo existe una posibilidad, no obstante el panorama. Es lo fantástico del deporte, esa cualidad que tiene para identificarnos con sus exponentes y de hacernos sentir que, por más difícil que luzca, podemos ser capaces.

Ojalá que el próximo se ponga mejor y que, si en el inter la vida los madrea, que sea con golpes de suerte.

Estoy en todas las redes como FJ Koloffon

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