El cuerpo humano, y los humanos en sí, somos un vasto universo. Si cada cabeza es un mundo, cada ser es una galaxia. Estamos conformados por 206 huesos, más de 650 músculos, ligamentos, tendones, pensamientos, sentimientos, sensaciones, ilusiones, preocupaciones, anhelos. De la gran mayoría, no tenemos control.
Cuando llegamos a este planeta, lo hacemos con cierta información, con determinadas tendencias que se supone tendrían que ir marcando nuestro muy particular rumbo. No podemos controlar qué nos va a gustar, ni qué personas o actividades nos causarán atracción, no depende necesariamente de nosotros. Ya sea que nazcamos con alguna misteriosa predilección o que algo que observemos o experimentemos detone una preferencia. Pero lejos está de nuestro dominio decidirlo. Tampoco está bajo nuestro mandato el movimiento de distintas partes del cuerpo. A mí, por ejemplo, se me dificulta ordenarle a los dedos meñiques de mis pies, y a los de junto, que levanten coordinadamente mientras los otros permanecen quietos sobre el piso. Las orejas me resulta imposible moverlas, un encanto que sí tenía mi abuelo y que, conforme escribo esta línea, acabo de recordar. Ejercitar los músculos, lo mismo que la memoria, ayuda a usarlos mejor.
Sin embargo, son tantos los elementos del organismo humano, que resulta imposible ubicarlos todos. Hay músculos que funcionan tan involuntariamente como los sentimientos y, por lo mismo, no tenemos presente que podríamos trabajarlos.
La otra vez, no me pregunten cómo, acabé viendo en Youtube una entrevista del gran César Costa con Mara Patricia Castañeda, y sorpresa que me llevé al escucharlo decir que había dejado definitivamente los anteojos para leer gracias a unos ejercicios de la vista que lleva haciendo varios años. ¡Nunca imaginé que los ojos pudieran ejercitarse! Pero sí. A sus 81 años, el líder y primera voz de Los Hooligans allá en 1960, además de correr, todas las mañanas realiza ejercicios para la vista: 25 movimientos de la mirada hacia arriba, 25 movimientos de la mirada hacia abajo, 25 a la derecha, 25 a la izquierda, 25 en círculos en sentido del reloj y 25 en contrasentido, con un breve descanso entre cada uno.
Los ojos pueden ejercitarse, los dedos de los pies, las orejas y seguramente los oídos. La mente, el corazón y de alguna manera los sentimientos, la paz y la calma, la voluntad. El músculo que se nos ocurra, puede trabajarse.