Emilio le avisó por Whats al Profe Perlo que ya estaba en Panamá.

“¡Pero, ¿cómo se le ocurre?!, ¡Yo pensé que esto no iba en serio!, ¡No puedo recibirlo, muchacho, estamos en burbuja de concentración para la Concachampions!”, y le colgó.

Desconcertado, pero decidido, se instaló en un apartamento y no le dio tregua por teléfono. Completamente harto, el Profe le indicó dónde presentarse a la mañana siguiente para la prueba, en la que ni los tiros a balón parado le salieron con dirección a portería.

Con los ánimos apachurrados, se puso a hacer su maleta de regreso, con la tranquilidad de haberlo intentado.

En eso, sonó el celular: “Le voy a dar una semana, mexicano. Preséntese mañana con el grupo”, le dijo el Profe Perlo.

Su desempeño mejoró notablemente esos días y, al no suponer mayor amenaza a la titularidad de los panameños, la mayoría lo recibió bien.

“Yo no puedo pagarle ni asegurar su debut, pero su entrega y locura no me dejan otra que invitarlo a formar parte del equipo. Usted decide”, le comunicó Perlo, al concluir la semana.

Emilio avisó a su padre, a los colaboradores de su agencia y, tras pensar cómo les explicaría, a sus clientes: Alfonso Cuarón, Luis Mandoki, Alondra de la Parra y Michel Franco, quienes no sabían bien qué responder al otro lado de la línea.

“Todo va a estar bien, sólo ténganme paciencia, pues no podré contestarles durante los entrenamientos”, les pedí. “El futbol, como la mayoría de los sueños, es increíblemente romántico en la cabeza, pero en la realidad es muy duro. Enfrentarse a profesionales, a su destreza, musculatura y a su hambre y sed, poco tiene que ver con lo que imaginas. Fue agotador: Las prácticas, los interescuadras, el tú a tú. No obstante, resistí y, por fin, me convocaron. Aunque la vida me tenía reservada una sorpresa: Un esguince de tercer grado”.

Aquella temporada, fueron campeones.

Emilio no jugó, pero aparece en la fotografía oficial; guarda su medalla y grandes recuerdos.

Para su asombro, ya de vuelta en México, el Profe Perlo volvió a convocarlo a la nueva temporada, en la que —ahora sí— Emilio Lezama, el escritor mexicano, debutó en el futbol profesional panameño.

Meses después, colgó los tenis y retomó las riendas de su agencia, aunque recientemente empezó un curso en la Federación Mexicana de Futbol para convertirse en director técnico.

No dudo que, desde donde esté, su mamá diga: “Conociéndote, hijo, seguro vas a lograrlo”.

Estoy en todas las redes como @FJKoloffon.

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