Una mentira repetida mil veces no se convierte en verdad. Lo contrario fue acuñado por Joseph Goebbels, ministro de propaganda nazi.
A través de la radio, cuyos receptores repartió masivamente en Alemania, cada día repitió las mentiras del régimen para convertirlas en verdad. Funcionó un tiempo. Pero aunque Goebbels repitió mil veces que la victoria en la Segunda Guerra Mundial se aproximaba, la más estrepitosa y humillante derrota, absoluta, incondicional, llegó para Alemania.
Vale más la reflexión de Antonio Machado: no importa tu verdad o mi verdad: importa la verdad.
Repetir a toda hora, en todo lugar, que un hecho cierto no existe, no lo hace desaparecer.
En términos políticos, se entiende que como táctico se recurra a la sub información (difundir parte de la verdad) o desinformar. Pero eso no puedo convertirse en una estrategia.
Los problemas existen, y no se evaporan con comunicación.
Para que la comunicación funcione hay que gobernar y dar resultados, primero.
Los peligros que acechan a la República son de una dimensión que generaciones enteras de mexicanos no han conocido.
Las palabras de la Casa Blanca, las declaraciones que hablan de que las opciones militares contra México están sobre la mesa, la siniestra y ostentosa presencia de aviones espías y de portaviones, la orden de eliminación de cárteles por la Fiscal de EU o que podrían ser eliminados de la faz de la tierra por el Zar de la Frontera no deben ser tomadas a la ligera. Menos, la afirmación de la Casa Blanca, nada menos, de que hay una “alianza intolerable” entre cárteles y el Estado.
Las noticias terribles, ciertas, escalofriantes, de la semana pasada: un General herido por un ataque de drones en Tamaulipas; Tabasco con motines; minas terrestres en Michoacán; tala clandestina incontrolada en Veracruz; 4 mil desaparecidos en 100 días de gobierno; el presidente del Senado haciendo un saludo especial a su “compañero” el impresentable gobernador (¿?) de Sinaloa en la reunión de la República el 5 de febrero.
Parece no haber sintonía entre el discurso, el curso de acción política y la realidad.
Porque una cosa es repetir mil veces que la violencia baja, que no existen redes de protección y complicidad de autoridades con el crimen organizado y otra muy distinta es cortar redes de protección política, exigir cuentas, lanzar a la UIF y a Hacienda contra las finanzas del crimen; movilizar a los gobiernos estatales, extraditar capos.
La operación enjambre fue una perla que hoy huele más a excepción. La repetición del único secretario que está enfrentando el problema, señalando que sigue la estrategia funesta del sexenio exterior, la de los abrazos, hace levantar las cejas. ¿No se puede decir que ya no hay más abrazos? ¿A qué se le teme?
En 20 días, el gobierno deberá probar fehacientemente que no existe pacto ni tolerancia con el crimen.
También, hacer realidad, con hechos, eso de que la soberanía no se negocia.
El cronómetro avanza. Los días pasan. Llegará marzo y volverá la crisis. Hace falta sacar un conejo de la chistera.
Porque lo peor que nos podría pasar sería creernos el discurso. Convencernos de que este paraje lleno de fosas y cruces es un paraíso. Que lo que dicen nuestros amanuenses es, en efecto, la verdad.
¿O no?
@fvazquezrig