La figura del dictador surgió en Roma. Era una figura legal, temporal y extraordinaria. Se concedía a un personaje para enfrentar situaciones de gravedad extrema por un periodo establecido (6 meses).

El primer dictador fue Tito Larcio, 500 años antes de Cristo. Cincinato rescató de una derrota a Roma en el Monte Álgido y renunció a sus poderes excelsos 15 días después de ser nombrado dictator, para reintegrarse a la vida civil.

Julio César recibió el cargo varias veces hasta que en el año 44 ac fue nombrado, faltaba más, dictador vitalicio.

Ahí murió la república y posiblemente la virtud de la figura legal.

La dictadura hoy se entiende como un régimen autoritario, supresor de libertades.

México se dirige hacia allá.

No cabe duda, ni es una exageración.

Hay que unir los puntos y sacar conclusiones.

Se otorgó al oficialismo una sobrerrepresentación en el congreso. Controlan a una presunta representación social sumisa, castrada. Con ella, disolvieron el Poder Judicial y se apoderaron de él mediante un proceso ilegítimo.

Decretaron tener una supremacía que es un riesgo inmenso para los derechos humanos.

Eliminaron los organismos autónomos, en especial el INE que nos permitía acceder a la información.

Hubo un intento por apagar redes sociales e intervenir en los medios de comunicación, censurando sus contenidos. Luego en tres estados se aprobaron leyes que reprimen la libertad de expresión. Se ha difamado, despedido y agredido periodistas y se han cerrado medios.

Ahora se obliga a las y los ciudadanos a dar nuestros datos biométricos al gobierno que podrá consultarlos a destajo. Cualquier burócrata, sin orden judicial, podrá acceder a nuestra vida privada: lo que poseemos, lo que compramos, a donde viajamos, nuestro historial de salud, hasta el religioso. Tendrán acceso a nuestros celulares, para saber en dónde hemos estado y en dónde estamos.

Gobernación deberá autorizar previamente los contenidos —ojo: no publicidad— que vengan del exterior: casi todo lo que vemos en plataformas.

Se ha consumado la militarización de la Guardia Nacional y se entregó al poder castrense el control de puertos, aeropuertos, aduanas y carreteras.

Se va a restringir el amparo y a endurecer las facultades discrecionales de la autoridad para perseguir “el lavado de dinero” (Sic).

Los colectivos de buscadoras han alertado que la nueva ley implica un súper sistema de vigilancia que no abona al hallazgo de sus seres queridos.

Se pretende desaparecer al INE, la representación proporcional (que da voz y voto a las minorías) y también el financiamiento público a los partidos. Con ello, el crimen organizado se frota las manos.

Colonizaron la Comisión Nacional de Derechos Humanos que hoy es una esfera en un árbol autoritario.

Hemos llegado al mundo del dictator…sin un Cincinato a la vista.

@fvazquezrig

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