El poeta Juvenal origina la frase “pan y circo” como la estrategia de los populistas romanos para mantener el poder sobre la masa.
Esta expresión inspira a gobiernos actuales que se encumbran y mantienen blandiendo consignas revanchistas, promesas de paraísos igualitarios y castigo a los responsables de las desgracias populares.
Apuestan a un nuevo paradigma de “circo sin pan” ante el desempleo generalizado y el aumento de pobreza y desigualdad, sin intentar movilizar a la sociedad hacia la resolución de sus problemas construyendo puentes que traspongan las divisiones sociales.
Experimentamos una acentuada baja en el empleo y el bienestar, que ha sido potenciada por las erráticas acciones gubernamentales en salud y economía.
Ni el ejecutivo ha elaborado un plan inteligente para amortiguar las crisis sanitaria y económica que aquejan al país, ni el congreso -dominado y sumiso- ha tenido el valor de defender a las mayorías que claman por alivio.
Están ocupados en organizar un circo que divierta mientras el país se descompone.
Este circo es de tres pistas: Lozoya y sus denuncias; las “mañaneras” y sus insulsos temas y, las giras presidenciales pueblerinas.
Se ha contratado a Lozoya como el trapecista-payaso principal de la temporada veraniega ejecutando actos agradables al respetable envueltos en la selectiva “lucha contra la corrupción”.
Pero se olvidó la red protectora y salieron fuera de pauta, payasos con bolsas de dinero y grabaciones indiscretas que distraen del programa estelar.
Es ingrato distraer por mañaneras enfocadas en mantener y acrecentar el poder y el activismo -donde el avión presidencial sale de cuando en cuando- y por giras pueblerinas atendiendo a grupos respetables pero marginales ante la gravedad de la emergencia, mientras cunde desempleo y pobreza y aumenta la desigualdad.
Mejor pueblear que ocuparse. Mejor la carretera, carpa y enramada que perder el tiempo en enfocarse en lo importante.
Igualmente, preocupante es la indolencia del Congreso en los temas cardinales, ocupado en defender las sinrazones presidenciales, cubrir los flancos abiertos por sus incongruencias y plegándose indignamente a sus consignas, evitando criticar las decisiones en salud, seguridad y reactivación económica, convirtiéndose en comparsa zalamero y temeroso.
Quizá piensen los mandones que será posible mantener la tranquilidad de la gente y los votos con circo, pero sin pan.
Es una apuesta perdedora. Perderán cuando menos el 50% de los 30 millones de votos que esgrimen como soporte de los desfiguros, incongruencias y deficiencias de la administración.
En las próximas elecciones el ciudadano deberá dejar su poltrona, memes y retuits y movilizarse y movilizar en el ejercicio del derecho y obligación de manifestarse como soberano y así señalarle a sus mandatarios lo que más le interesa: salud, seguridad y empleo.
Y que se convenzan de que la política de “circo sin pan” no logrará el apoyo de los mexicanos.
Empresario, presidente fundador de la Asociación Nacional de Empresarios Independientes (ANEI) y ex secretario de Economía y Trabajo de Nuevo León.