Los pocos datos filtrados durante lo sucedido en el Cónclave que eligió a León XIV nos conducen a considerar una serie de variables que no dejan de sorprender.

En el momento de iniciar el Cónclave, el cuerpo cardenalicio estaba compuesto por 133 integrantes de todas las regiones del mundo; su comportamiento, dado el resultado, nos muestra las razones y los análisis que lógicamente deben haber tenido en cuenta para resolver el problema que tenían entre manos.

Los dos países que más dinero aportan a las debilitadas arcas vaticanas son, en primer lugar, Estados Unidos y, en segundo lugar, Alemania. Después del estruendoso fracaso del Papa Benedicto XVI no se podía pensar en otro pontífice, por lo menos a corto plazo, de esa nacionalidad.

A pesar de la animadversión que en general se tiene hacia la mayor potencia del mundo, se podía optar por un Papa que, si bien fuera norteamericano, también tuviera raíces que lo hicieran el menos norteamericano de todos; con padre y madre con raíces étnicas y católicas europeas, así como una larga trayectoria en un país latinoamericano.

Si bien las arcas se ven enriquecidas por la nación de origen del designado, la aportación de los fieles no se origina en Europa, sino en la periferia: América Latina, Asia o África, por lo que había que optar por alguien ligado a alguna de estas regiones.

El estilo del boato manifestado desde el inicio es del más rancio abolengo de la Corte Papal. Sin embargo, el nombre elegido es un guiño a León XII, el primer Papa que se ocupó de las necesidades de los obreros, a pesar de que lo hiciera más de un siglo después de padecidos los efectos de la revolución industrial, de medio siglo de escrito el manifiesto comunista de Carlos Marx, o de los postulados del nada radical León Duguit.

Además de lo anterior, es miembro de una de las más prestigiadas órdenes religiosas, los agustinos, y se aleja del clero secular como lo hizo Francisco, un jesuita. Hay que tener en cuenta que, de los 266 Papas que ha habido, solo 30 han pertenecido a órdenes religiosas.

La estrategia vaticana sigue funcionando a la perfección como desde hace siglos y sólo nos queda a todos, católicos y no católicos, desear que el nuevo jefe de esa Iglesia tenga el mayor de los éxitos en su encomienda.

Profesor de la Facultad de Derecho, UNAM

Únete a nuestro canal ¡EL UNIVERSAL ya está en Whatsapp!, desde tu dispositivo móvil entérate de las noticias más relevantes del día, artículos de opinión, entretenimiento, tendencias y más.

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Comentarios