Esta semana, en el emblemático Palacio de Minería, recinto universitario, el rector Leonardo Lomelí hizo entrega del máximo reconocimiento que puede otorgar la institución a ciudadanos mexicanos y del mundo que, por su destacada labor, merecen perdurar en nuestra memoria.
Catorce personalidades fueron reconocidas por nuestra Máxima Casa de Estudios; han destacado en su materia y cuentan con una obra magnífica. Debido a esto, la reseña de la vida y obra de cada uno de ellos escapa a las posibilidades de tiempo y espacio en esta ocasión.
Sin embargo, quiero aprovechar la ceremonia y lo que en ella se dijo para destacar lo que es y ha sido el doctor José Sarukhán para la ciencia de México y, sobre todo, para nuestra Universidad.
José Sarukhán, biólogo de origen, es un erudito reconocido por universidades, academias y centros de investigación nacionales e internacionales; como universitario, desde que entró a la Facultad de Ciencias, su dedicación ha estado ligada a su pasión por la institución, por el fortalecimiento de la educación pública y por la excelencia académica.
Quizás su labor más importante fue cuando ocupó la rectoría de la Universidad Nacional Autónoma de México. La recibió en un estado desastroso como consecuencia de una administración deplorable que había enfrentado a los universitarios, afectado el tejido social y ocasionado una huelga. Tuvo que restañar todo el daño hecho, recuperó la vida académica, convocó a un congreso universitario, fortaleció el vínculo entre la comunidad, modificó la estructura administrativa, creó los consejos académicos de área y dejó, después de 8 años, una institución en pleno florecimiento.
Este reconocimiento llega tarde, pero por fin llega luego de más de 5 lustros. Hay muchas cosas que debían de haber pasado en la Universidad y no lo han hecho hasta ahora, pero, afortunadamente, eso no evita que su nombre se inscriba entre los grandes rectores.
Por todo ello, los universitarios le debemos una profunda admiración y gratitud a José Sarukhán.
Profesor de la Facultad de Derecho de la UNAM