Del 14 al 17 de octubre se celebró en la ciudad de Arequipa, Perú, el X Congreso Internacional de la Lengua Española. El primero se habría celebrado 20 años antes en la ciudad de Zacatecas y, a partir de ahí, con una periodicidad intocable, se han celebrado otros ocho.

La reunión fue convocada por la Asociación de Academias de la Lengua Española, el Instituto Cervantes, la Real Academia Española y por los anfitriones, la Academia y el Gobierno de Perú; una vez más, los temas fueron esenciales para todos los que tenemos interés en la vida de nuestro idioma: lenguaje claro y accesible; mestizaje, interculturalidad y culturas digitales e inteligencia artificial.

Durante el Congreso, se puso de manifiesto la importancia que tiene México y su Academia en el análisis de este medio de integración que es el idioma. Hay que recordar que en 1952 fue en nuestro país, bajo el auspicio de Martín Luis Guzmán, donde se constituiría la Asociación de Academias de la Lengua Española, con la presencia de todas a excepción de la perteneciente a España, que por razones políticas el régimen imperante en la península no permitió que los académicos se trasladaran a México, país que mantenía relaciones diplomáticas con el gobierno republicano.

En cada uno de estos congresos se lleva a cabo un análisis de nuestra lengua común, su originalidad, su importancia y sobre el futuro que le espera.

Dos mil años antes, el latín fue también un crisol que dio origen a lenguas romances que se hablan en media Europa: francés, portugués, italiano, español, rumano, catalán, gallego, bable o valenciano; aunque de origen común, el sedimento dejado en estas lenguas ha hecho que sean ininteligibles entre ellas.

En contraposición se encuentra el español que, por las características del idioma, permite que prácticamente desde la frontera canadiense con Estados Unidos, hasta la Patagonia, se pueda utilizar y comprender el mismo; con modismos, características, sintaxis, inflexiones idiomáticas distintas, pero que no impiden el común entendimiento.

En septiembre se celebraron 150 años de vida de la Academia Mexicana; unos días después, este Congreso permitió que la presencia de la Academia Mexicana fuera protagonista por el número de ponencias, de académicos pertenecientes a ella que participaron y la calidad de su trabajo. Todo lo anterior, en su conjunto, es un augurio para, por lo menos, asegurar otros 150 años de presencia exitosa de la Academia Mexicana de la Lengua.

Profesor de la Facultad de Derecho de la UNAM

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