Situada en un sitio privilegiado de rutas marítimas y comerciales entre América del Norte, América Central, América del Sur y Europa, sumado al hecho de su proximidad a las costas de Estados Unidos, a solo 145 kilómetros de Florida, ha convertido a la isla en un punto de interés clave para la seguridad y la política exterior de los Estados Unidos. Esta posición geoestratégica le da a Cuba una relevancia singular en el contexto de la geopolítica mundial actual.
Sin una actividad productiva sobresaliente que le permita competir en los mercados internacionales y con un bloqueo económico injustificado que se mantiene y que le determina condiciones comerciales muy limitadas, ello explica en gran medida la difícil situación que vive su población, además de las implicaciones de la problemática política que ha hecho emigrar a miles de cubanos.
Pese a ese panorama tan difícil de la isla, el poder de Cuba en la región se mantiene intacto, no solo por su incidencia ideológica que sigue determinando movimientos y procesos políticos de diversa índole en la región, sino en especial, por el escenario bélico que vive el mundo.
Y es que el gobierno cubano ha sabido tejer alianzas con dos poderosos actores internacionales: China y Rusia. En el caso de China, se ha convertido en uno de los principales socios comerciales de Cuba y en un importante inversor en sectores estratégicos como la biotecnología, la infraestructura y el turismo. Además, la cooperación con China se extiende a la educación y la capacitación técnica, lo que sin duda muestra la importancia de dicha relación.
Por otra parte, pese al colapso del bloque soviético, Rusia continúa siendo un socio clave en áreas como la energía, la defensa y la tecnología, manteniendo una colaboración sólida con la isla. En un ambiente de confrontación militar como existe hoy en día entre Estados Unidos, determinado entre otras cosas por la guerra en Ucrania, Cuba se vuelve un actor fundamental. Basta recordar cómo hace dos semanas causó gran preocupación a los norteamericanos la llegada a la isla de Tres buques y un submarino de propulsión nuclear de Rusia que llegaron al puerto de La Habana y permanecieron hasta el pasado 17 de junio.
Estos vínculos con Rusia y China no solo fortalecen la posición de Cuba en la arena internacional, sino que también diversifican sus fuentes de apoyo y oportunidades de desarrollo, en un contexto global de crecientes tensiones geopolíticas.
Cuba tiene muchos retos por delante y que pasan principalmente por la grave situación socioeconómica que enfrenta día con día, así como por la necesidad de cambios políticos que garanticen condiciones plenas de democratización de su Estado. Sin embargo, serán los procesos políticos internacionales venideros los que más incidirán en lo que será su futuro.
Investigador CIALC-UNAM