Santi tenía sólo 15 años de edad cuando, hacia finales de 2016, ingresó al minuto 77 en un partido amistoso contra los Pumas, en Houston.

El Cruz Azul perdía 0-1 y, en muy pocos minutos, Giménez marcó diferencia al llevar un balón hacia el área, encarar al portero Alfredo Saldívar, chocar con él y sufrir una falta que le ocasionaría, en la caída, fractura de clavícula. Más allá de su precocidad, aquel debut del Bebote fue extremadamente especial, por hacerlo junto a su padre, el , quien —por cierto— fue el encargado de cobrar aquel penalti... Y fallarlo.

Tiempo después de recuperarse de aquella fractura, Santi Giménez sufrió una trombosis, derivada de aquella lesión que le alejó por un año de las canchas. Una afectación que no sólo puso en riesgo su carrera, sino su vida.

Posteriormente, llegó el debut en la Liga, la acumulación de minutos, la titularidad, el campeonato de 2021 con el Cruz Azul, la convocatoria a Selección Nacional y el traspaso al futbol de Países Bajos, con el Feyenoord, en 2022.

En la pasada jornada 7 de la actual edición de la Champions League, el también llamado Chaquito tuvo —probablemente— la mejor actuación de su carrera, en el momento más adecuado.

Durante los días previos, surgió la versión de un interés real del Milán por contratarle en este mercado invernal, tras rechazar ofertas del futbol inglés meses antes, debido —principalmente— a la participación que tendría con su actual equipo, Feyenoord, en la Champions League.

Santi se lesionó casi al inicio de la temporada y el pronóstico era de al menos tres meses.

Su interés y dedicación redujeron el tiempo de recuperación y su regreso a las canchas fue, además de contundente, preciso.

A sus 23 años de edad y tras las dos anotaciones al Bayern Munich, Giménez se ha convertido en el cuarto máximo goleador mexicano en Champions League, con seis goles en nueve partidos (detrás de Hugo Sánchez, Chicharito Hernández y Héctor Herrera).

Es el mejor goleador mexicano en lo que va del año. Ha anotado 64 goles con el Feyenoord y 89 en su todavía corta carrera (21 con el Cruz Azul y cuatro con la Selección Mexicana).

Conviene detenernos un poco en la actuación de Santi frente al seis veces monarca de Champions, en lo que pudo ser su último partido en La Bañera (apodo del estadio de su equipo): Dos goles y participación en el tercero, en los que mostró un altísimo nivel de concentración, determinación, técnica, contundencia, fuerza y convicción.

Todo junto, todo reunido, en el momento más correcto, lo que solamente pueden presumir quienes tienen un don desarrollado a partir de retos y metas bien cimentadas.

Santiago Giménez tiene una estructura familiar y genética muy poco común. Prácticamente, creció dentro de un campo de entrenamiento y un vestuario, como la mayoría de los hijos de futbolistas.

Siempre tuvo muy claro su objetivo y —paulatinamente— lo ha logrado con el apoyo de su familia, pero fortalecido desde aquella noche en Houston, cuando la celebración de jugar junto a su padre, por única ocasión en un escenario profesional, se transformó en el drama de una fuerte lesión, el penalti fallado y la casi fatídica consecuencia.

Desde aquella adversidad, no cabe duda, surgió un inusual futbolista que no nos dejará de sorprender por varios años.

@felixatlante12 @felixunivision12

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