“Sueña en grande, ejecuta en corto”. Erin Jackson, atleta afroamericana de Ocala, Florida, destacó dentro del patinaje sobre ruedas todo lo posible.
Sin embargo, su sueño era competir en los Juegos Olímpicos, por lo que tuvo que cambiar de disciplina: De la comodidad de las ruedas a la incomodidad del patinaje sobre hielo, para conseguirlo.
Rápidamente, destacó local e internacionalmente, gracias a sus enormes aptitudes.
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Se convirtió en una de las mejores patinadoras de velocidad en el mundo, hasta que llegó la prueba clasificatoria para los Juegos Olímpicos Beijing 2022.
Durante la carrera de 500 metros, resbaló y finalizó tercera; únicamente había dos lugares. Sin embargo, su compañera Brittany Bowe, clasificada, declinó en favor de su amiga Erin.
Durante la competencia olímpica, Erin dio su mejor carrera y subió al podio. De esa manera, se convirtió en la primera atleta individual afroamericana en ganar una medalla de oro en Juegos Olímpicos de Invierno.
Graduación. Hay muchos tipos de graduación, pero en síntesis quiere decir: Finalizar una etapa de manera satisfactoria, cumplir con un objetivo y estar más preparado.
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Las ceremonias de graduación, sobre todo en Estados Unidos, reflejan una especial emotividad, quizá porque difícilmente los compañeros vuelven a encontrarse, o quizá porque llegó el momento de trabajar y ponerse serios.
Lo cierto es que uno se vuelve más consciente con el diploma de la universidad en la mano y las pertenencias del dormitorio empacadas.
Eso mismo sucede en el deporte, aunque sin la toga, el birrete y la música de Edward Elgar.
Cada atleta que consigue graduarse, lo hace en su tiempo y a su manera. De pronto, al recibir la medalla olímpica —como Erin—, simplemente con el debut en un deporte profesional, o probablemente al obtener un campeonato.
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Graduarse, al fin y al cabo, y graduarse de lo que uno se le pegue su regalada gana y cuando a uno le apetezca.
Sí, la graduada de University of Florida se volvió a graduar como la mejor patinadora de velocidad en los 500 metros y nos comparte una fórmula de tres pasos: Darse la oportunidad de arriesgar, pero sobre todo de regresar cada vez que hay un fracaso.
2.— Buscar oportunidades en lugares poco comunes y rodearse de gente buena.
Y tres: “Sueña en grande y ejecuta en corto”... metas cortas y sueños que despierten temor, porque —de lo contrario— no se ha soñado lo suficiente. Un paso a la vez.
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