¿Recuerda la Copa del Mundo de 1986? Sí, ese Mundial en el que México aprovechó la incapacidad de Colombia para organizarlo. Sí, el Mundial que se recuerda —principalmente— por la extraordinaria actuación de Diego Armando Maradona y su Argentina campeona, pero también es el que altos ejecutivos mexicanos ganaron a Estados Unidos y Canadá. El Mundial del golazo de Negrete, pero también el que marcó un parteaguas en la calidad de las transmisiones y en los códigos de seguridad en los boletos. El Mundial que se llevó a cabo bajo enormes críticas por el devastador terremoto de septiembre de 1985, pero también el que comenzó a revolucionar las telas y estilos de los uniformes.
El 30 de marzo, presentamos esta cuidadosa obra literaria de Francisco Javier González, junto a Justino Compeán y David Faitelson. Un libro para quienes vivimos de lleno esta Copa del Mundo en los estadios y las calles, pero también para quienes gustan de la historia.
Para los futboleros, la vida se divide en ciclos mundialistas de cuatro años, y así transcurre nuestra existencia, para dar con las referencias que —al paso del tiempo— acumulamos y sólo podemos archivar de esa manera. Este libro abarca mucho más allá de los 30 días que duró el Mundial, es un recorrido por infinidad de preparativos que casi nadie tiene conocimiento.
Se dice que en la década de los ‘80 se creó la mejor música de todos los tiempos y, según Francisco Javier, en 1986 se llevó a cabo el mejor Mundial, con el mejor gol, la mejor afición, en el mejor país y probablemente con la mejor combinación de futbolistas.
Javier tiene, como pocos, una sensibilidad especial en su manera tan atinada de ver el futbol y comprueba que, para ser analista, no se necesita ser futbolista; para ser narrador, no se necesita ser jugador; y para ser presentador, no se necesita ser goleador.
En esta obra se incluye a la sorpresiva y debutante selección de Dinamarca que goleó a Uruguay, pero también la historia del logotipo mundialista. La fama internacional de “la Ola” en las tribunas, pero también la grabación de las canciones: El equipo tricolor (Selección Mexicana) y México, mi amor (Alemania). Pique, la mascota que dirigía la porra, “La Chiquitibum”, el balón “Azteca”, el modelo mexicano de los pósters oficiales y hasta el fenómeno en Ciudad Neza, con la llegada de aficionados extranjeros al estadio, a quienes se les pedían autógrafos.
Si no recuerda esta Copa del Mundo, o no la vivió, créame que a través de este libro se deleitará con los múltiples aspectos que, rodearon al Mundial México ‘86. Sí, ese que le ganó a Estados Unidos y Canadá, con quienes realizará de la mano la siguiente Copa del Mundo, en 2026.
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