“¿De aquí a dónde?”, preguntamos cada vez que los tragos de la sobremesa nos generan energía para continuar el disfrute de la gente con quien estamos, y la propuesta emocionante de los lugares posibles para la siguiente ronda.

“¿De aquí a dónde?” es una pregunta que no solicita autorización, sino que, por el contrario, impide negación. Porque se da por hecho que la estamos pasando bien, que no hay razón para cortar la convivencia, pese a que la estancia en ese preciso lugar donde surgió la idea ya tiene hora de caducidad y porque la conexión que hemos adquirido en esas horas juntos no merece terminar tan pronto.

Cierto: el “¿de aquí a dónde?” tiene popularmente una connotación fiestera y de celebración, aunque la pregunta, en ocasiones cada vez más frecuentes hoy en día, permite la negación y solicita autorización (y no me dejará mentir): “¿De aquí a dónde con el país?, ¿de aquí a dónde con la Constitución?, ¿de aquí a dónde con la justicia?, ¿de aquí a dónde con los jueces?, ¿de aquí a dónde con la Comisión Nacional de Derechos Humanos?, ¿de aquí a dónde con los contrapesos?, ¿de aquí a dónde con la insaciable voracidad por controlar todo?, ¿de aquí a dónde con las mentiras cotidianas?, ¿de aquí a dónde con el (obsoleto) derecho de no estar de acuerdo?”.

En su sentido más original y de completa buena fe, nuestra respuesta a la reiterada pregunta sería siempre para alargar lo que en ese momento entendemos como felicidad, pero —con estas nuevas variables— el siguiente destino garantiza todo menos respuestas optimistas.

Y es que, claramente, el mexicano parece no tener llenadera cuando de pasarla bien se trata, cuando de alburear se trata, cuando de celebrar se trata, cuando de joder al amigo se trata y, también tristemente, cuando de llenarse de poder se trata.

Nuestro futbol mexicano, estancado en una irrefutable crisis, también se hace un espacio para entrarle a esta pregunta que, aquí sí, se convierte en una incógnita sin respuesta: “¿de aquí a dónde con la Selección Mexicana?, ¿de aquí a dónde con la Liga MX sin ascenso ni descenso?, ¿de aquí a dónde con la Liga de Expansión?, ¿de aquí a dónde con equipos con 10 extranjeros?, ¿de aquí a dónde con estadios semivacíos?, ¿de aquí a dónde con calendarios ultra saturados?, ¿de aquí a dónde con transmisiones con ratings cada vez más bajos?, ¿de aquí a dónde con violencia, agresiones e inservible Fan ID en los estadios de nuestro país?”.

“¿De aquí a dónde?”, origen y destino. Una linda pregunta cuando las preocupaciones y los pendientes pueden pasar a segundo término y sin consecuencias.

Es, originalmente, la manifestación mexicana de que todo está bien y, si acaso no lo está, tiene remedio.

Sólo que hoy es el origen y el destino, en el marco político de nuestro país y en el futbol mexicano, para iniciar un nuevo recorrido, porque ni parte de la alegría por departir con ricos tragos, ni tiene como siguiente estación un lugar seguro que nos permita ignorar la oscura realidad que nos abraza en este maravilloso país.

¿De aquí a dónde, México?, ¿de aquí a dónde, si no tenemos llenadera?

@felixatlante12

@felixunivision12

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