Se despejó la incógnita y la Iglesia católica ha nombrado a un nuevo Pontífice que asume el nombre de León XIV, que es significativo para la feligresía, además por lo que evoca asumir dicho nombre en el mundo ante los retos del mundo contemporáneo.

Su antecesor, León XIII, fue un Papa del siglo XIX que lidió con la crisis europea de los nacionalismos. Pero más allá de esto, León XIII fue un Papa revolucionario que cambió el sentido social de la Iglesia con la encíclica Rerum Novarum, la cual apuntó al compromiso por la justicia social, atención a los necesitados, la defensa de los trabajadores. La doctrina social de la Iglesia es obra de este Papa; los hospitales, escuelas y centros de atención católicos son ahora posibles gracias a dicho compromiso con los más necesitados.

León XIV tiene ante sí un gran reto respecto a la polarización mundial y las desigualdades sociales. Tendrá que resolver la polarización al interior de la Iglesia y atender los casos de abusos de religiosos, pero sobre todo lograr que la feligresía vuelva a creer en sus pastores.

El mensaje Urbi et Orbi que dio fue claro: reconoce a Francisco y su legado, habrá continuidad con diálogo, pero no seguirá a pie juntillas el camino de su antecesor; por el contrario, habrá de labrar el propio y quizá con cambios profundos, pero con diálogo con todos los sectores, tendiendo puentes en una Iglesia que al final del papado de Francisco enfrentaba conflictos serios con algunos cardenales conservadores.

Muchos celebran que es un Pontífice estadounidense. En realidad, es un Papa a la hechura de un mundo globalizado: hijo de migrantes europeos, con apellido español (Martínez), norteamericano de nacimiento pero peruano por adopción, un Papa que ha sido parte de la burocracia vaticana, pero que acompañó a su pueblo en Chiclayo.

No será continuidad de Francisco, sino un Papa-puente entre radicales.

Por último quisiera notar dos cosas. Su pertenencia a la orden de los Agustinos, heredero de Agustín de Hipona, doctor de la Iglesia cuyos ejes doctrinales defendió siempre e indirectamente del fraile agustino que inició el cisma más importante de la Iglesia, que es Lutero.

León XIV tiene la tarea de revolucionar la Iglesia preservando sus principios y saber que puede hacer más de lo que su antecesor logró y darle continuidad a Francisco. La segunda anotación es analizar la imagen mariana que lo acompañará: la Virgen María de Pompeya, imagen cuyo mensaje es la firmeza de la fe y la esperanza como escudo ante el odio y violencia. Esta imagen marca una distinción con sus antecesores. Mientras Juan Pablo II entronizó la imagen de Fátima y Francisco la de María la Mayor, León XIV recupera una imagen del sur de Italia. Analicen la iconografía y discutamos más adelante.

Universidad La Salle México

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