“[Los estudios sobre la desigualdad durante la 2ª mitad del siglo XX] Fueron víctimas de la Guerra Fría, de un desafortunado giro hacia la abstracción de las ciencias económicas, del deseo de presentar una imagen maquillada de la realidad y, lo que no es menos importante, de la financiación de la investigación por parte de los ricos” (Branko Milanovic, 2024, Miradas sobre la desigualdad. De la Revolución Francesa al final de la Guerra Fría, Penguin Random House Grupo Editorial, Uruguay, p. 324.
La economización de todos y cada uno de los aspectos de la sociabilidad contemporánea, por la que se busca hacer <<rentables>> desde las relaciones sentimentales hasta a la propia persona (la habitual confusión entre esencia y apariencia), pasando por los centros de educación y las amistades (<<los conocidos son mucho más importantes que los conocimientos>>), sugiere que existe una necesidad creciente de cultura económica que, en la realidad, enfrenta varios dilemas.
La eficacia explicativa del cuerpo teórico convencional, la Teoría neoclásica, en el mejor de los casos, deja demasiados cabos sueltos; en el peor, descansa en supuestos del todo irreales, como el carácter exógeno del dinero, el vaciamiento de los mercados y, el más audaz, la economía se encuentra en condiciones de pleno empleo. Además de las enumeradas por Milanovic, la hegemonía cultural económica, es víctima del individualismo metodológico: las clases sociales han desaparecido y, en su sitio, aparece un agente representativo, maximizador de utilidad, minimizador de costos y despojado de cualquier contexto social.
El tema de la desigualdad en la distribución del ingreso, que cuenta a Branko entre sus más relevantes autores, no ha producido un “Estudio Integrador”, por la ausencia de alguno de los siguientes tres elementos: relato, teoría y datos empíricos o de su adecuada combinación. El tema es de la mayor relevancia por las elevadísimas cotas que ha alcanzado en el experimento neoliberal y que no parecen remitir en el extraño mundo, el mundo raro, en el que estamos ingresando: Feudalismo digital, neo mercantilismo o, para imaginaciones realmente calenturientas, post capitalismo.
Capitalismo, nada más, es un libro previo del propio Milanovic, que -poniéndose por encima de la duradera articulación de modos de producción, donde algunas formaciones sociales están en el mercado sin ser capitalistas- nos informa que, hoy, el único modo de producción disponible en el planeta, es el capitalista.
La reivindicación de las clases sociales, entre las que circula un excedente que se genera en la producción y no el comercio, del altamente diferenciado poder de las distintas clases y de la dominancia cultural de la clase dominante, son las características distintivas del texto de Milanovic citado en el epígrafe.
Además de un muy elogioso reconocimiento al trabajo de Thomas Piketty, especialmente a su enorme aportación (r > g), en la que r es la renta de capital y g es la renta media de un país o del mundo desarrollado, por la que la renta de capital crece más aceleradamente que la renta media, profundizando la desigualdad, Milanovic realiza un par de reconocimientos, al menos para mí, desconcertantes:
a) El exitoso igualitarismo de la Revolución Cultural maoísta, cuyo propósito, además del -digamos- pedagógico/clasista, era colocar el ingreso del trabajo manual por encima del correspondiente al trabajo no manual (no abundan los enaltecimientos de la cruenta Revolución Cultural), y
b) La recuperación de las aportaciones neo marxistas, estructuralistas y, particularmente, dependentistas latinoamericanas, a partir del vínculo entre las condiciones internacionales (el intercambio desigual) y las internas, caracterizadas por una lumpen burguesía, interesada en preservar (desarrollar, en palabras de André Gunder Frank) el subdesarrollo.
Los supuestos en los que descansa el inciso b, son realmente discutibles y consisten en creer en una neutralidad latinoamericana durante la Guerra Fría, ni pro soviética ni pro estadounidense, que -sin quererlo- maquilla en exceso una realidad histórica del todo contraria al supuesto. Los gobiernos impuestos y depuestos por las agencias estadounidenses en la subregión, durante la Guerra Fría, evaporan la supuesta neutralidad latinoamericana. No hay que ser.