Es una corriente surgida en Europa después de la Primera Guerra Mundial, y recibió la influencia de las teorías sobre el inconsciente elaboradas por Sigmund Freud.

Es descrito por la Academia Española como la expresión artística y literaria que rebasa y desprecia lo real e impulsa lo irracional y lo onírico, mediante la expresión del pensamiento inconsciente.

Es una forma subjetiva de entender el pasado, presente o futuro, bajo las consideraciones de quien las expresa sin considerar parámetro social, cultural o histórico alguno, sino simplemente bajo la personal apreciación de quien lo manifiesta.

Su nombre mismo, de origen francés, determina que esté sobre, por encima de la realidad. Intelectualmente tiene importancia dentro de las corrientes culturales de la humanidad, no así desde el punto de vista práctico, ni menos aún en el campo de la política.

En nuestro gran país, estamos viviendo momentos surrealistas, alentados, propiciados e impulsados por su gobierno.

Son muchas las acciones que pueden considerarse surrealistas, y bajo la base que dentro de esa corriente no se responde a un orden racional, porque está precisamente sobre la razón y la lógica; procedo a enunciarlas sin ningún orden.

El próximo año, como se acostumbra esa forma de recuerdo y homenaje a alguna persona, llevará el nombre de la esposa de Benito Juárez; sin embargo, solo se identificará con su nombre de soltera, y no se evocará como la conoce la historia, y no será Margarita Maza de Juárez, sino Margarita Maza Parada. Se arguye, con razón, que fue una brillante y patriota mujer, nadie lo duda. Tampoco puede dejarse de reconocer que si no se hubiera casado con Juárez, no hubiera trascendido en la historia patria.

¿Cuál es el propósito de esa omisión? Lo ignoro. Resaltar la importancia singular del género femenino, o querer cambiar la historia, para que una sea antes y otra después de esta cuarta transformación.

Lo mismo podemos decir de Josefa Ortiz de Domínguez, a quien desde el balcón de Palacio Nacional, en la celebración del tradicional Grito, nuestra más importante fiesta cívica, la Presidenta le quitó el apellido del Corregidor, para pronunciar su nombre como Josefa Ortiz Téllez Girón, ¿para qué?, para ser un grito diferente, y dejar de reconocer, que si no hubiera estado casada con el Corregidor de Querétaro, no hubiera podido emprender las tareas a las que se dedicó en favor de la independencia nacional.

Es todavía más ostensible el surrealismo en el libro intitulado “Grandeza”, que presenta una versión contraria a hechos probados y evidenciados por estudiosos serios de nuestra historia, sobre el comportamiento de los aztecas en sus prácticas religiosas; una persona, que carece de una cultura sólida y bien estructurada como lo es López Obrador, quien a decir de sus compañeros de estudios, era flojo y faltista, que tardó más de doce años en recibirse, siga con un criterio obsesivo despreciando lo español, y ahora escriba para cambiar hechos de los que, sin avergonzarnos, hemos de entender como naturales para el momento en que se presentaron.

El surrealismo público no se agota con lo que he escrito, lo que se agotó fue el espacio. Pobre México con este surrealismo, confiemos que en el 2027 se inicie su final.

Profesor de la Facultad de Derecho de la UNAM

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